Las aerolíneas chinas ganan la guerra del cielo mientras Europa pierde tiempo
En la nueva carrera aérea entre Europa y Asia, el tiempo se ha convertido en la ventaja más valiosa. Mientras las aerolíneas chinas cruzan sin restricciones el espacio aéreo ruso, los gigantes europeos Air France-KLM y Lufthansa se ven obligados a dar un rodeo que alarga sus vuelos hasta dos horas y media. Y en una era en la que los viajeros comparan minutos y precios con un clic, esa diferencia pesa más que cualquier discurso político.
Los máximos directivos de ambas compañías, Benjamin Smith y Carsten Spohr, han pedido a la Unión Europea que actúe para equilibrar la competencia frente a las aerolíneas que siguen sobrevolando Rusia, una ventaja que —desde la invasión de Ucrania— ha cambiado el mapa de las rutas y los costes en la aviación mundial.
“Los clientes no quieren necesariamente pasar dos horas más en un ya largo vuelo a Asia”, reconoció Smith, aludiendo a una realidad incómoda:
“El viajero moderno elige el trayecto más corto, no el más geopolíticamente correcto. “
Lo que empezó como una sanción contra Moscú terminó siendo un impulso comercial para las aerolíneas chinas, que vuelan más rápido, gastan menos combustible y ganan mercado mientras Europa bordea el conflicto.
EE. UU. ya mueve ficha, Europa sigue dudando
El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) ha propuesto prohibir el acceso al espacio aéreo estadounidense a las aerolíneas que continúen sobrevolando Rusia, una medida que afectaría directamente a varias compañías chinas.
Smith y Spohr no reclaman exactamente lo mismo, pero piden a Bruselas que adopte una posición más firme, o al menos que deje de penalizar a sus propias aerolíneas con regulaciones más exigentes.
Carsten Spohr aprovechó para señalar lo que considera una doble carga: el llamado “dumping de capacidad” de algunas aerolíneas del Golfo y las políticas medioambientales europeas que obligan al uso de combustibles sostenibles (SAF) solo a los vuelos que despegan desde Europa. Un marco que, según él, “castiga al que cumple y premia al que vuela desde fuera”.
El mensaje es claro: Europa está perdiendo altura. Más del 50 % del tráfico aéreo entre el continente y el resto del mundo ya está en manos de aerolíneas no europeas. Para los líderes de Lufthansa y Air France-KLM, eso no solo pone en riesgo la competitividad, sino también la conectividad y millones de empleos.
No piden subsidios ni favores, piden igualdad de reglas en el aire. Quieren que Europa deje de ver cómo otros sobrevuelan el conflicto mientras ellos lo rodean. Porque, al final, en la guerra del cielo, quien controla el tiempo controla el poder.




