Turbulencia en tierra: La UE planea debilitar los derechos de los pasajeros aéreos ante retrasos y cancelaciones

La protección de los pasajeros aéreos en la Unión Europea se encuentra en peligro. Una nueva propuesta busca modificar el Reglamento (CE) 261/2004, el cual establece las indemnizaciones por retrasos y cancelaciones de vuelos. Si se aprueba, los viajeros sólo podrán reclamar compensaciones después de cinco, nueve o incluso doce horas de retraso, dependiendo de la distancia del vuelo. Actualmente, el límite es de tres horas, por lo que este cambio supondría un duro golpe a los consumidores.
Desde su entrada en vigor en 2004, el Reglamento (CE) 261/2004 ha sido un referente mundial en la protección de los pasajeros. Países como Reino Unido, Canadá, Arabia Saudí, Turquía, Brasil e incluso Estados Unidos han adoptado normativas inspiradas en este estándar. Sin embargo, la Comisión Europea busca ahora reducir las compensaciones alegando que representan una carga económica para las aerolíneas.
Las cifras desmienten este argumento. Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), los ingresos del sector alcanzaron en 2024 los 940.000 millones de euros, un 6,2% más que el año anterior. Mientras tanto, el costo estimado de compensaciones bajo la normativa vigente oscila entre 0,58€ y 1,17€ por pasajero, una cantidad mínima en comparación con los beneficios de la industria.
La situación se agrava con la llegada de Dinamarca a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en julio de 2025. Su ministro de Transportes ya ha expresado su apoyo a la reducción de los derechos de los pasajeros, respaldado por Scandinavian Airlines (SAS). No es un dato menor, considerando que Dinamarca ha favorecido a esta aerolínea en el pasado con ayudas y exenciones.
El respaldo gubernamental a las aerolíneas en detrimento de los consumidores no es nuevo. Sin embargo, si esta reforma prospera, el 80% de los vuelos retrasados ya no darían derecho a compensación económica. Esto podría desincentivar a las aerolíneas a mejorar su gestión operativa, afectando directamente a millones de pasajeros.
Más retrasos, más contaminación y menos incentivos para mejorar
La regla de las tres horas de retraso no solo beneficia a los pasajeros, sino que también obliga a las aerolíneas a mejorar la eficiencia en la gestión de escalas, mantenimiento y disponibilidad de tripulación. Retrasar el umbral de compensación a 5, 9 o 12 horas significaría más esperas, más vuelos reprogramados y, en consecuencia, mayores emisiones de CO₂ por la necesidad de operar vuelos adicionales para compensar los retrasos.
El CEO de AirHelp, Tomasz Pawliszyn, advierte que si la UE aprueba esta reforma, Europa perdería su liderazgo en protección al consumidor aéreo y generaría confusión jurídica en el sector. "Si los umbrales cambian, los viajeros enfrentarán un laberinto legal, ya que las reglas variarían drásticamente entre jurisdicciones", señala.
La pregunta clave es: ¿Quién se beneficia realmente con esta reforma? La respuesta parece clara: las aerolíneas, a costa de los pasajeros. Si la propuesta se materializa, Europa pasará de ser un referente en derechos del viajero a convertirse en un territorio donde las aerolíneas tendrán carta blanca para operar con menos responsabilidad.
El debate está sobre la mesa y la presión de los consumidores será clave en los próximos meses. La protección de los pasajeros aéreos en Europa podría cambiar radicalmente. La pregunta es si lo hará en favor de las aerolíneas o de los millones de viajeros que dependen de un sistema justo y eficiente.