El crucero eterno: 25 años navegando sin tocar tierra
Foto: Boating Magazine
Desde el año 2000, el cubano Mario Salcedo, radicado en Miami, ha hecho de los cruceros su hogar permanente. La navegación se ha convertido en su estilo de vida, y no porque sea capitán, sino como viajero. Gracias a ello, ha recorrido cientos de destinos sin necesidad de hacer y deshacer maletas.
Un estilo de vida sin anclas
Una de las principales interrogantes de muchos es cómo logra financiar sus itinerarios, a lo que Salcedo ha respondido que lo consigue mediante inversiones y gestiones que realiza mientras navega, a la vez que alega: “No tengo hipoteca, no tengo que sacar la basura, no tengo que limpiar… Ahora tengo todo el tiempo del mundo para hacer lo que quiero hacer”.
Su rutina es un auténtico lujo: socializar con la tripulación y otros viajeros, disfrutar de espectáculos nocturnos y capturar con su cámara la inmensidad del océano.
No obstante, tampoco está libre de perjuicios. Entre los efectos secundarios más significativos se encuentra el llamado "mal de desembarque", un trastorno neurológico que provoca una sensación persistente de balanceo incluso cuando se encuentra en tierra firme. Según la explicación médica, se trata de un padecimiento que ocurre cuando el cuerpo se acostumbra tanto al movimiento del barco que, al regresar a tierra, el cerebro continúa percibiendo la oscilación.
De ahí que sea un reto para Salcedo caminar en línea recta y mantener la estabilidad, un trastorno que puede volverse crónico. Pero no parece atemorizar al cubano, que ha revelado gastar más de 2,5 millones de euros en este estilo de vida, y que lo entiende como una inversión en felicidad y tranquilidad. Cada año invierte cerca de 100.000 euros, en aras de reservar camarotes con balcón para disfrutar de la vista al mar.
De hecho, ha desarrollado lazos afectivos con la tripulación y algunos viajeros frecuentes, lo cual le ha generado una sensación de comunidad e incluso de hogar, a pesar de los cambios constantes.