La gastronomía, clave para diferenciar destinos MICE
Durante la segunda jornada de ponencias del Congreso COCAL 2025, el presidente del Grupo Excelencias, José Carlos de Santiago, ofreció una profunda reflexión sobre el papel de la gastronomía como motor de diferenciación, posicionamiento y conexión emocional en el turismo de reuniones.
Bajo la premisa de competir no solo con infraestructura, sino con identidad, de Santiago expresó: “Vivimos en una era de eventos cada vez más exigentes. La tecnología ya no es suficiente. Hoy buscamos autenticidad, conexión con el territorio y experiencias memorables. Y pocas cosas tienen esa capacidad como la gastronomía”.
Con un enfoque sensible y estratégico, el experto destacó que comer es un acto cultural, emocional y social, y que cada plato deviene una oportunidad para contar una historia, reflejar una identidad y construir memorias duraderas.
El vínculo del turismo MICE y la gastronomía
El turismo de reuniones ha cambiado drásticamente en la última década. Ya no se trata únicamente de buena conectividad, salones o equipos modernos. Según De Santiago, los organizadores internacionales buscan vivencias con alma, en las que la oferta culinaria se ha vuelto central: “Más del 70% de los organizadores valoran que un evento integre elementos culturales diferenciadores. Y la gastronomía es el más poderoso de ellos”.
Respaldado por estadísticas de la World Food Travel Association, recordó que el 53% de los viajeros escoge destinos pensando en su oferta gastronómica, y que, según la Asociación de Congresos y Convenciones Internacionales (ICCA), el 80% de los asistentes a congresos recuerda la experiencia culinaria con más claridad que cualquier otra actividad del programa. De ahí que entendiera a la comida como un componente con memoria propia o lo que él llama “memoria de sabor”.
“La Organización Mundial del Turismo ha estimado que entre el 15 y el 20% del gasto turístico global se destina hoy a experiencias gastronómicas. Esto significa que la cocina no es solo cultura y emoción, sino también motor económico”, subrayó.
Para argumentar tal percepción compartió casos de éxito en América Latina, como Perú, donde la Marca País gira en torno a su cocina, con chefs como embajadores culturales. México, con sus cocineras tradicionales, mezcales y antojitos convertidos en experiencias MICE; Colombia, donde el café y el cacao ocupan el centro del relato; o Argentina, que ha integrado el vino y la parrilla en circuitos corporativos. “Estos países han sabido usar su cocina como bandera. Y han ganado prestigio, identidad y negocio”, recalcó.
Con ese mismo enfoque miró a Honduras, un país que a su juicio, tiene todo para lograrlo. Con una cocina rica en influencias indígenas, africanas y españolas, y una despensa única —baleadas, sopa de caracol, cacao fino, café de altura—, el país cuenta con materia prima, talento emergente y espacios diversos para construir una oferta auténtica y atractiva.
“Cada vez hay más chefs jóvenes comprometidos con la revalorización del recetario tradicional. Hay restaurantes con vocación de innovación, y proyectos que pueden integrarse perfectamente en la programación de un evento corporativo o congreso. Solo falta estructurar esa oferta con visión MICE”, afirmó De Santiago, animando a diseñar experiencias culinarias adaptadas a eventos, desde una cata en Roatán hasta una cena en una comunidad garífuna o un taller en Copán.
Para convertir esta ventaja en una herramienta de posicionamiento real, propuso cinco líneas de acción: alianzas estratégicas entre cocineros y operadores, un portafolio profesionalizado de experiencias gastronómicas, capacitación en narrativa cultural, inclusión de la cocina en las candidaturas de eventos y presencia activa en ferias del sector MICE a nivel internacional.
En un mundo saturado de propuestas genéricas, Honduras tiene algo que muchos destinos ya no tienen: autenticidad. “Honduras no está masificada. No es un destino saturado, ni repetido. Es una propuesta fresca, auténtica, por descubrir. Y eso es oro puro para el organizador que busca un sitio diferente, seguro, con alma. Honduras puede posicionarse como el destino que ofrece sabor, sostenibilidad y singularidad”, concluyó.




