Tendencias tropicales: Análisis del mercado hotelero en el Caribe

El mercado hotelero del Caribe ha sido históricamente uno de los más sólidos y codiciados dentro de la industria global de la hospitalidad. Gracias a su proximidad con los Estados Unidos, su clima privilegiado y su oferta de aventura y descanso, la región atrae a millones de turistas cada año, impulsando economías altamente dependientes del turismo.
Tras la caída de la industria de viajes en 2020-2021 debido a la pandemia de COVID-19, el sector ha mostrado una recuperación constante, aunque con un crecimiento más moderado en los últimos 12 meses. Este resurgimiento se ha visto respaldado por inversiones estratégicas en infraestructura, mejoras en la oferta turística y campañas de mercadeo dirigidas a diversos segmentos de viajeros.
Según la Organización de Turismo del Caribe (CTO), en 2023 la región recibió más de 28 millones de visitantes, reflejando una fuerte demanda acumulada de viajes de ocio. Durante la primera mitad de 2024, las llegadas internacionales crecieron un 10% interanual, lo que representó un incremento del 13% en comparación con 2019, antes de la pandemia. Sin embargo, este crecimiento ha sido más moderado que el del resto de América, que experimentó un aumento del 15% en el mismo período. Destinos como República Dominicana, Jamaica, Bahamas y Puerto Rico han logrado recuperar o incluso superar sus tasas de ocupación previas a la pandemia.
Las cifras del mercado hotelero del Caribe en 2024 reflejan un desempeño positivo. Para los 12 meses finalizados en octubre de 2024, la ocupación promedio de los hoteles alcanzó el 66,21%, con un aumento del 1,47% en comparación con el período anterior. La Tarifa Diaria Promedio (ADR) se situó en $326,65, lo que representa un crecimiento del 3,46% interanual. Asimismo, los ingresos por habitación disponible (RevPAR) aumentaron un 3,21%, llegando a $225,82. A pesar de que el ritmo de crecimiento se ha desacelerado en comparación con la recuperación pospandémica de 2022 y 2023, estos datos confirman la resiliencia y el atractivo sostenido de la región.
Al analizar el desempeño por destino, las islas de lujo han registrado las tarifas promedio más altas. Según datos de STR/CoStar, hasta octubre de 2024, St. Barth lideró con un ADR de $2,518, seguido por Anguila con $1,623,68 y Turks & Caicos con $1,168,59. En términos de crecimiento en ADR, la República Dominicana se destacó con un aumento del 14,6% interanual, seguida de Curazao (+11,8%) y Barbados (+9,4%). En cuanto a la ocupación, los mayores incrementos se dieron en las Islas Vírgenes de EE.UU. (+13,8%) y Santa Lucía (+7,0%).
El auge de los hoteles de lujo y todo incluido ha sido una de las principales tendencias en la región. La creciente demanda de experiencias exclusivas y personalizadas ha impulsado a grandes cadenas como Sandals, Marriott y Hilton a expandir su portafolio de resorts de alta gama. Además, los viajeros buscan cada vez más destinos sostenibles, lo que ha llevado a muchos hoteles a adoptar prácticas ecológicas, desde el uso de energías renovables hasta la reducción del desperdicio de agua y plásticos.
El mercado también está viendo un creciente interés por los hoteles boutique y de estilo de vida, que ofrecen experiencias culturalmente inmersivas y un servicio más personalizado. Estas propiedades atraen a viajeros que buscan una conexión más auténtica con el destino, reflejando las tradiciones y el patrimonio local. Asimismo, la integración de tecnologías innovadoras, como el check-in sin contacto y las plataformas de reserva basadas en inteligencia artificial, está optimizando la experiencia del huésped y mejorando la eficiencia operativa de los hoteles.
A pesar del crecimiento sostenido, el mercado hotelero del Caribe enfrenta varios desafíos. La vulnerabilidad de la región al cambio climático y a los desastres naturales sigue siendo una preocupación clave. Para mitigar estos riesgos, muchas propiedades están invirtiendo en infraestructuras resilientes y planes de emergencia. Además, los costos operativos elevados, impulsados por el alto precio de la energía y las interrupciones en la cadena de suministro, representan otro obstáculo para la rentabilidad del sector.
Las regulaciones y políticas fiscales varían entre los países caribeños, lo que puede dificultar la expansión de las marcas hoteleras internacionales. Sin embargo, las asociaciones estratégicas con actores locales y la comprensión de los marcos regulatorios son claves para facilitar la inversión y el desarrollo. Otro desafío importante es la escasez de talento en la industria hotelera, exacerbada por la migración y el costo de vida. Para atraer y retener empleados capacitados, muchas empresas están invirtiendo en programas de formación y beneficios competitivos.
A pesar de estos retos, el Caribe sigue ofreciendo amplias oportunidades de inversión. Además de los destinos consolidados, países emergentes como Granada y San Vicente y las Granadinas están atrayendo el interés de los inversores gracias a sus paisajes vírgenes, incentivos gubernamentales y una infraestructura turística en crecimiento. La renovación de resorts existentes y la expansión del turismo de bienestar son otras áreas clave de desarrollo.
El futuro del mercado hotelero caribeño es prometedor. Con una demanda turística en constante recuperación, avances en infraestructura y una mayor apuesta por la sostenibilidad, la región se posiciona como un destino atractivo tanto para viajeros como para inversionistas. Aquellos que prioricen la innovación, la digitalización y la oferta de experiencias diferenciadas estarán mejor preparados para prosperar en este dinámico mercado.