Cancelan 232 vuelos en segunda jornada de huelga de trabajadores de Iberia

Mientras aumentan los reclamos de parte de los ministerios de Fomento y Turismo de España porque se “acerquen posturas” entre Iberia y sus sindicatos, los trabajadores de la aerolínea protagonizaron este martes la segunda jornada de su huelga contra el plan de reestructuración que propone la compañía. En total se cancelaron 232 vuelos y las protestan transcurrieron en un ambiente más tranquilo.
De las conexiones canceladas, 76 corresponden a la propia Iberia, 80 a Air Nostrum, 56 a Vueling y 20 a Iberia Express, que también han visto limitadas sus operaciones por el hecho de que la aerolínea de bandera de España garantiza sus servicios de asistencia en tierra (handling).
Según informó la propia compañía en un comunicado, hasta el momento el 85% de los pasajeros que resultarían afectados por esta situación, que se estiman en unos 200 mil, han logrado ser recolocados en otros vuelos durante esta primera semana de paro, que ha conseguido un seguimiento casi masivo de parte de los trabajadores, de acuerdo con declaraciones de los líderes sindicales.
Reportes de EFE y otras agencias de prensa confirmaron que también este martes un amplio dispositivo policial se desplegó para proteger la entrada a los mostradores de la aerolínea en los principales aeropuertos del país, aunque sin que se dieran enfrentamientos entre los manifestantes y los agentes del orden, como sucedió el lunes en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas.
Este gran paro de los sindicatos de la aerolínea, el más grande en su historia, prevé en total 15 jornadas, con otras dos de cinco días cada una que preparan para marzo, y que de celebrarse dejarán pérdidas millonarias a la compañía y provocarán graves problemas al sector turístico español.
Es por ello que, desde el Gobierno, la ministra de Fomento, Ana Pastor, volvió a reclamar ayer a los trabajadores y a la dirección de Iberia que lleguen a un acuerdo "lo antes posible", subrayando que lo tienen que lograr, aunque "no convenza a ninguna de las dos partes", pues la situación actual "está repercutiendo en molestias para los ciudadanos" y en un daño a la economía española.
En ese mismo sentido, el ministro de Industria, Energía y Turismo del país, José Manuel Soria, también recalcó su llamamiento a retomar la negociación entre las partes en conflicto, por las “consecuencias negativas” que advirtió que la actual situación puede acarrear para el sector turístico y la imagen de España.
Al respecto, Iberia anunció hoy que prepara una nueva reunión con los sindicatos con la intención de "acercar posturas", al considerar que existe "obligación" de negociar por ambas partes, teniendo en cuenta que se estima que la huelga podría suponer unos costes de 150 millones de euros de darse en toda su extensión.
Un reporte del diario El Economista ha indicado incluso que ya se han logrado algunos acercamientos en las negociaciones celebradas los últimos días, aunque no han trascendido a la opinión pública. Según sus fuentes, el Ministerio de Fomento ha conseguido sentar a todas las partes en las últimas horas y “las diferencias son cada vez menores y fácilmente solucionables en aspectos como salarios, deslizamientos (progresión económica por antigüedad) y productividad”.
No obstante, parece ser que la cúpula de la aerolínea, y en particular la del holding IAG, al que ésta se integra, no quieren aceptar una petición reiterada por los sindicatos, que exigen una cláusula que asegure que tras este plan de saneamiento "no haya más despidos en un periodo razonable". Los directivos estiman que esa exigencia sería muy difícil de cumplir en la actual coyuntura que vive el sector aéreo.
Sin embargo, fuentes sindicales han asegurado que este punto es visto como fundamental por las seis patronales implicadas en la huelga, que representan al 93% de los empleados de la aerolínea, y que han recordado que hace varios años firmaron con la dirección de la compañía un acuerdo de protección del empleo que no se cumpliría en el caso de aplicar el ERE de 3.807 trabajadores.
También tienen diferencias las dos partes en el hecho de que los trabajadores piden recobrar algunos derechos en el caso de que Iberia vuelva a ser rentable y exigen que la aerolínea crezca en rutas, algo que desde la presidencia de IAG parecen considerar innegociable, alegando que la compañía volvería a unos ratios de eficiencia con los que “no era nada competitiva”.