China: Reabren malecón fluvial de Shanghai a un mes del inicio de la Expo 2010

China. El Bund, el malecón fluvial devenido el mayor atractivo turístico de Shanghai, ha sido reabierto esta semana al público tras más de dos años de cierre debido a trabajos de renovación. La vía, construida a mediados del XIX como un atracadero para los mercantes británicos y que fue acogiendo con los años sedes bancarias y edificios de aduanas, ofrece ahora un paseo con aceras tres veces más anchas y seis carriles de tráfico soterrados, de los 11 que había hasta 2007.
Ahora se pasea donde antes se alargaban las filas de vehículos circulando con lentitud, y se puede llegar hasta el río por pasos de peatones, a los pies de sus 33 edificios coloniales, todo un "museo de arquitectura", como suelen apodar los chinos al Bund (llamado "Waitan" en mandarín, la "Orilla de los extranjeros").
Antes había que atravesar congestionados pasillos subterráneos que sorteaban el tráfico, mientras que ahora la gente está arriba y los coches abajo, y buena parte de los vehículos que se ven todavía al aire libre en los más de dos kilómetros de la avenida que atraviesa el Bund, Zhongshan Dong Yi Lu, son autobuses y taxis, refiere un despacho de Efe.
También ha desaparecido del paisaje "la curva número 1 de Asia", el famoso tobogán en que terminaba una de las principales arterias elevadas de la ciudad, que apenas duró una década, pero que ofrecía una vista inmejorable tanto del Bund como del bosque de rascacielos de la orilla oriental ("Pudong").
El particular mirador, que provocó durante años más de un susto por los autobuses y vehículos que ralentizaban en la curva para tomar fotografías, fue inmortalizado en películas como "Balzac y la joven costurera china" (Dai Sijie, 2003), pero ahora está también soterrado, lo que crea un paisaje urbano más agradable.
La orilla oeste del meandro más famoso del río Huangpu, que divide el corazón de la ciudad, vuelve a ser un constante hervidero de gente, entre visitantes y curiosos locales que vuelven a agolparse para hacerse fotos junto a las barandillas del río.
Aún no se han vuelto a poner en marcha las habituales tiendas de comestibles y recuerdos, pero los shanghaineses ya le han devuelto la vida al malecón, desde los ancianos que se reúnen a practicar gimnasia y artes marciales después del alba a los fotógrafos y pintores aficionados que suelen verse al borde del agua.