Comunidad de Madrid trabaja por mayor atención al sector LGBT y sus entornos

FITUR dedicó especial atención en su edición de este año al turismo LGBT. A propósito de cómo enfrenta la capital española y el país en general este segmento y sus entornos, CND tuvo ocasión de conversar en el contexto de la feria con Manuel Ródenas, director del Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid.

¿En qué consiste el programa que usted dirige?

-Somos un servicio público que se puso en marcha en España, y hasta la fecha el único de este tipo dirigido a la población gay, lesbiana, bisexual, transexual, así como a sus familiares y entorno. Tenemos un doble objetivo: por un lado, ofrecer información y atención a los problemas y necesidades del entorno LGBT y, por otro, contribuir a la integración en el conjunto de la sociedad, tanto de las personas homosexuales como de las transexuales.

Para lograrlo se han creado distintas áreas de atención, que dividimos de la siguiente manera: una de atención social, otra psicológica, una jurídica y un centro de documentación.

Distintos profesionales, desde las diferentes áreas, atienden las variadas necesidades que se presentan: tantos las sociales (desde el tema de la vivienda al sanitario, el empleo), como las psicológicas (problemas de autoaceptación, que se ven en dos nivele: individual y grupal). En esta área existen grupos de autoaceptación para gays, lesbianas, de apoyo a madres y padres gays y lesbianas, a la familia homoparental, a seropositivos, a adolescentes, a casados heterosexualmente que se identifican a sí mismos como homosexuales y tienen problemas de autoaceptación, entre otros.

Por otro lado, tenemos atención jurídica, especializada en cuestiones como la homofobia y la transfobia, y que tiene en cuenta todo lo relacionado con la discriminación, o con problemáticas asociadas a la vivencia de la homosexualidad y la transexualidad.

Con respecto al centro de documentación, lo lleva una socióloga y sexóloga que se encarga de ofrecer formación a distintos cuerpos profesionales para que conozcan las problemáticas de las personas homosexuales y puedan atender dentro de sus respectivas áreas las cuestiones que se les puedan presentar.

Este año cumpliremos diez de funcionamiento y hemos superado las 37.000 atenciones en toda España, si bien dependemos orgánicamente de la Comunidad de Madrid, pero el hecho de ser la única oficina que se encarga de dar estos servicios ha motivado que muchas personas se desplacen desde otros puntos del país para ser atendidas.

¿Cómo ha sido la evolución en estos diez años?

-En principio, esto es un proyecto público aprobado en la Asamblea de Madrid. Del mismo modo que existen servicios para otros colectivos con problemáticas, como los inmigrantes, por poner un ejemplo, las asociaciones demandaron a los poderes públicos la necesidad de crear un dispositivo específico que atendiera sus necesidades sociales. Y esto se llevó a la Asamblea, fue aprobado por todos los grupos políticos, se puso en marcha y surgió este servicio que ha ido creciendo en el tiempo.

Empezamos con un psicólogo y hoy tenemos dos psicólogos. Empezamos con 40 horas de atención psicológica semanales, y a día de hoy llegamos a 80 horas. Todo ello, por supuesto, gratuito, especializado y confidencial. Hemos ido ampliando los sectores de formación. Recibimos muchas demandas para formar a profesionales, tanto psicólogos como cuerpos de seguridad y fuerzas del Estado, trabajadores sociales, funcionarios… Hemos ido ampliando el nivel de formación, sobre todo en los últimos años.

¿Cuál es la provincia que más ha solicitado este servicio?

-Nosotros estamos en Madrid y ahí es donde lógicamente hemos tenido mayor demanda porque es donde físicamente nos encontramos, pero después está Castilla-La Mancha. De ahí también tenemos muchas personas que se desplazan a Madrid a recibir atención.

¿Se ha visto en esta evolución de los diez años que llevan ustedes un cambio en la actitud de los ciudadanos?

-Ha habido una mejora, podemos decir, pero todavía no hay una plena integración social. Prueba de ello es la cantidad de problemas que existen. Si hubiese una plena aceptación social no existirían los problemas.

Por supuesto que ha habido mejoras, por ejemplo, en las cuestiones legales, y también en la aceptación social, pero todavía queda mucho camino por hacer porque hay personas con problemas de autoaceptación, para empezar. Y una persona tiene un problema de autoaceptación porque el referente y el concepto que se maneja todavía no es positivo. Si no es positivo, algo está fallando, lo cual es el primer indicio de que no está todo solucionado.

¿Y qué proyecciones tienen para el futuro?

-Continuar. Vamos a seguir ofertando los distintos servicios. Insistiremos en la formación. Tenemos planes para formar a la policía en los problemas legales y sociales relativos a la población LGBT.

La idea es participar con todo el tejido asociativo LGBT y no LGBT. Es importante colaborar y ese es uno de nuestros principales objetivos a corto y medio plazo: llegar a todo el tejido social, trabajar y coordinarnos.

No pretendemos ser el único lugar de atención pero sí la puerta de acceso y un pilar para apoyar a todos aquellos que están trabajando en otras áreas por la integración de las personas homosexuales y transexuales.

Obviamente, existe una evolución política en todo este tema, pero, ¿no cree usted que sería fundamental trabajar más en la cuestión de los derechos?

-Es que el principal problema, creo, todavía es la falta de aceptación social. Debemos contribuir trabajando en la eliminación de los prejuicios, potenciar los referentes positivos. Los adolescentes, la gente joven necesita referentes positivos para tener una visión positiva de su propia homosexualidad, de lo contrario siempre va a estar asociada, por lo menos para algunas personas, a problemas negativos, y eso es algo que hace daño a las personas que lo viven, por un lado, y, por otro, incide en crear prejuicios. Los prejuicios son la causa de los problemas que nosotros vemos y hay que trabajar para liquidarlos.