Cuatro años de amor incondicional a los motores
El club Amigos del Motor celebro su cuarto aniversario en Mi Cayito (playas del este de La Habana) con una estupenda muestra de autos en la que se incluyó el único Maserati que rueda hoy en Cuba. Este club, que ya cuenta con más de mil miembros, tiene por objetivo apoyar la Seguridad Vial.
Exhibiciones de vehículos, pruebas de habilidades, concursos y mucha alegría se pudo apreciar el primer domingo de agosto en Mi Cayito, instalación recreativa de las playas del este de La Habana, tomada por los miembros del club Amigos del Motor y público en general para celebrar por todo lo alto el 4to cumpleaños de este grupo.
Con pruebas y competencias tan populares como: empuja tu carro, habilidades, manejo y conocimientos este numeroso colectivo de entusiastas de los vehículos a motor y sus familiares, saludaron el verano 2015 con una fiesta de lujo. Cabe destacar la presencia de un Maserati, joya de la mecánica automotriz italiana, que los cubanos sabemos apreciar.
El Maserati de Michael (su propietario) se mostró muy seguro en la exhibición que realizó en un trazado de 150 m, bajo la mirada atenta de los jueces y un público bien disciplinado. Pendiente a las maniobras estuvo Emilio Vargas, mecánico criollo que se ha especializado en autos Toyota, y quien tuvo “la dicha de mecaniquear el Maserati”. Emilio nos comentó: “el 26 de mayo fue un día importante para mí, llegó el Maserati a mi taller de Siboney” (municipio Playa). Es muy probable que Emilio sea el primer mecánico cubano que pone sus manos en tecnología tan “fina”. ¡Y lo hizo bien!
Muchos habaneros, que hoy peinan canas, recuerdan aquel Maserati con que el campeonísimo Juan Manuel Fangio ganó el GP de Cuba, en 1957.
Pero no todo lo sensacional fue el Maserati, aunque ya conocido, pudimos volver a ver al FIAT 126 p (Polakito) con motor delantero de Lada, Peugeot 404, Toyota Yaris, Daewoo Cielo, Kia Rio, Volkswagen Polo, Moskvich, Lada, Volga, Geely CK y un Mercury 1954 con mecánica diesel entre otros muchos que, en caravana, pasaron frente al público alineado al borde del paseo. Y primó la disciplina por encima del entusiasmo de los fanáticos.