Cumbre habanera de la CELAC muestra una Latinoamérica más abierta a la integración

Las reflexiones y llamados en torno a la integración regional, además de temas como la desigualdad, la necesidad de políticas sociales más inclusivas y el combate contra la pobreza y por el desarrollo estuvieron presentes en los discursos de los mandatarios que el martes cumplieron en La Habana la primera de dos jornadas de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Al inaugurar la reunión en el centro de convenciones Pabexpo, de la capital cubana, el presidente Raúl Castro afirmó que “debe ser prioridad la creación de un espacio político común, en el que avancemos hacia el logro de la paz y el respeto entre nuestras naciones, en que seamos capaces de superar los obstáculos objetivos y aquellos que intencionadamente se nos impongan".

Aunque América Latina fue la primera región en establecer una zona libre de armas nucleares mediante el Tratado de Tlatelolco, es necesario proclamar una zona de paz que destierre para siempre la guerra, la amenaza y el uso fuerza, dijo, y se refirió también a las denuncias de espionaje global y el uso ilegal de los sistemas informáticos de unas naciones para agredir a terceros países.

Su colega de Brasil, Dilma Rousseff, que el lunes le acompañó en la inauguración de la primera fase del megapuerto de Mariel, declaró que el proyecto de integración de la CELAC es "estratégico" para la región y consideró que se trata de un "poderoso instrumento de aproximación" en un mundo de "fragmentación".

"La integración regional latinoamericana y caribeña es un proyecto estratégico", aseveró Rousseff en su discurso en una reunión que calificó de "histórica".

Paralelamente a la integración entre latinoamericanos y caribeños, el proyecto es una "herramienta valiosa" de interacción con el resto del mundo, consideró la mandataria, y recordó que en los últimos meses la CELAC, como bloque, ha estrechado relaciones con "actores internacionales diversos" como la Unión Europea, China y Rusia.

 Recalcó la necesidad de que la región, con 600 millones de personas, tome conciencia de "la urgencia" de su integración "en un mundo de mucha fragmentación" para conseguir "sinergias" que fortalezcan sus proyectos.

"Más que nunca, Brasil se siente parte de América Latina y del Caribe. Compartimos una identidad y trayectoria histórica común y la convicción de que esa experiencia será determinante para que juntos y sin pretensiones hegemónicas enfrentemos nuestros retos futuros", subrayó la presidenta brasileña, quien, además, sostuvo que “no habrá verdadera integración económica en América Latina y el Caribe sin Cuba”.

La presidenta argentina, Cristina Fernández, opinó que la integración, más que un tema de agenda, debería ser una política de Estado de los países de la región.

"Como región nos conviene utilizar ese poder que tenemos como mercado de 600 millones de habitantes, pero además logrando que nuestras materia primas tengan valor agregado, lo que llamo industrializar la ruralidad", señaló.

Insistió en que es necesario lograr transformar las economías de producción primarias en economías de valor agregado para producir trabajo. “Si no hay  trabajo es imposible reducir la brecha de desigualdad”.

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, llamó a los estados miembros de la CELAC a ser "proactivos" y "muy ambiciosos en los objetivos" para impulsar el desarrollo y la integración de la región.

Destacó que el mercado de la CELAC es 20% mayor que el de la Unión Europea (UE), una cifra que muestra "el potencial que tiene esta región".

"La ruta que han seguido países de mayor desarrollo es la integración a través de bloques", indicó Peña Nieto, quien resaltó la necesidad de dar prioridad a "los esfuerzos para elevar la productividad" y hacer de América Latina y el Caribe una región "más competitiva".

La Cumbre ha dado espacio para que los mandatarios puedan desarrollar agendas bilaterales y privadas, y se han reportado encuentros de Cristina Fernández, Dilma Rousseff, Ban Ki-Moon y Portia Simpson Miller con el líder histórico cubano Fidel Castro.