El adiós final al crucero Costa Concordia

Dos años después de su hundimiento y tras ser levantado, en uno de los rescates marítimos más audaces de la historia, el crucero Costa Concordia terminó su último viaje en el puerto de Génova, donde será desmantelado.

El imponente crucero, dos veces más grande que el emblemático Titanic, arribó al puerto de Génova, remolcado por varias embarcaciones a un ritmo menor por los fuertes vientos que se registraban. En 2012, su naufragio, imputado al capitán del barco, Franceso Schettino, costó la vida a 32 personas y conmovió al mundo.

Schettino dejó el barco antes que los pasajeros y por esta actitud ahora enfrenta un juicio por homicidio, imprudencia, naufragio y abandono del navío. En estos dos años, el crucero estuvo medio sumergido entre las rocas, a pocos metros de la costa de la Isla del Giglio.

Los restos del crucero permanecieron  frente a la isla de Giglio hasta que los ingenieros del consorcio Titan-Micoperi entre Estados Unidos e Italia pudieron poner en práctica el plan de rescate que incluyó la utilización de equipos que lograron levantar y estabilizar el buque, de 114.500 toneladas, tras bombear aire en más de treintena de cajas adheridas al casco.

Esta operación de rescate tuvo un elevado precio de 1500 millones de euros. Ahora, el crucero Costa Concordia, o lo que queda de él, será desmantelado por centenares de trabajadores en el puerto. Entre 40 mil y 50 mil toneladas del acero rescatado serían reutilizadas por la industria siderúrgica para fabricar materiales de construcción. También sería posible reciclar cables eléctricos de cobre, las máquinas y algunos muebles.