Estados Unidos: A un mes del inicio del derrame, la marea negra toca la costa de Luisiana y pone en alerta la Florida
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Estados Unidos. La marea negra por el derrame de petróleo que comenzó el pasado 20 de abril, tras explotar una plataforma de British Petroleum, penetró en las marismas en torno al delta del Misisipi y una autoridad local dijo a la televisión que ya han sido destruidos cerca de 40 kilómetros de pantanos en las costas de Luisiana. Florida aumentó a 26 los condados bajo emergencia por el riesgo de que la mancha llegue a sus costas tras penetrar en la corriente principal del Golfo, y creció la presión sobre BP, que intentará otra vez el domingo sellar el pozo.
Tras inspeccionar los pantanos a bordo de una lancha, el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, dijo que “no son trozos de alquitrán, no es una capa aceitosa, es crudo pesado entrando en nuestras marismas".
Billy Nungesser, presidente del condado de Plaquemines, el más afectado por el petróleo derramado, dijo a un canal televisivo que el petróleo llegó a la zona el miércoles y desde entonces "38 kilómetros del condado de Plaquemines fueron destruidos. Todo ha muerto".
Según expertos, los pantanos de Luisiana, santuario de gran valor por la diversidad de especies marinas y aves y a la vez un ecosistema frágil, podrían quedar destruidos por décadas. El impacto del derrame para el ecosistema y la magnitud de la tragedia para la región siguen siendo una incógnita. "No sabemos si será mínimo o no. Podría ser catastrófico", señaló el secretario del Interior de Estados Unidos, Ken Salazar, a la cadena CBS.
El Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Luisiana precisó que la amenaza afecta a unas 445 especies de peces, 134 de pájaros, 45 de mamíferos y 32 de reptiles y anfibios.
Alerta en Florida
En abril pasado, las autoridades de la Florida decretaron por primera vez el estado de emergencia en seis condados de la costa noroeste del Golfo de México, y luego ampliaron la orden a otros 13 condados de la costa centro-oeste.
Ahora una orden emitida por el gobernador Charlie Crist amplió la alerta a otros siete condados: Charlotte, Lee y Collier, en la costa suroeste; Miami-Dade, Broward, Palm Beach en la costa sureste, y Monroe, en el extremo sur de la península.
"Informes que se han recibido indican que el petróleo derramado ha entrado en la corriente marina principal del Golfo de México, creando una potencial amenaza para los condados adicionales que colindan con el Golfo y la costa atlántica", dijo el gobernador.
Alcance regional
Esta semana el gobierno de Estados Unidos comenzó a notificar oficialmente a países vecinos sobre el estado de la marea negra y las consecuencias previsibles, y a medida que pasan los días crece el temor de que el petróleo no sólo llegue a Florida (que enfrentaría una catástrofe por el daño al turismo, industria de 60.000 millones de dólares anuales) sino también a otros países con costas en la zona y altamente dependientes del turismo.
El temor aumentó luego de que la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) anunció que "una pequeña porción" de la mancha entró en la corriente principal marina del Golfo.
Científicos y oceanógrafos acusan al gobierno de Barack Obama de ser demasiado permisivo con BP y no haber exigido un análisis de cuántos barriles de petróleo entran cada día en las aguas del Golfo a través de la fuga.
Una demanda presentada por varios grupos y organizaciones en un tribunal federal de Washington pide que el Departamento del Interior revierta las políticas que eximen a los proyectos de perforación petrolera de las revisiones medioambientales requeridas por la Ley de Política Nacional Medioambiental.
Nuevo intento de parar la fuga el domingo
El derrame en el Golfo de México comenzó el 20 de abril tras la explosión de una plataforma petrolera operada en concesión por British Petroleum (BP), que se hundió dos días más tarde, un accidente que costó la vida de once trabajadores.
Para minimizar la fuga frente a las costas de Luisiana, BP instaló un tubo el pasado fin de semana sobre la salida principal de crudo en el lecho marino, con el que afirma estar recogiendo 2.000 de los alrededor de 5.000 barriles de carburante que según la empresa fluyen cada día a las aguas del Golfo.
Cálculos de fuentes independientes indican, sin embargo, que el escape sería realmente de entre 25.000 y 95.000 barriles diarios, y el gobierno norteamericano informó que hará su propio cálculo.
En el intento del domingo para taponar el pozo averiado, BP proyecta un procedimiento que emplearía líquidos pesados, lodo y cemento para frenar el flujo del pozo.
Catástrofe ecológica
A un mes del accidente que inició el desastre, Greenpeace declaró este jueves que la marea negra que ha provocado y los dispersantes químicos que se están utilizando para luchar contra ella, suponen ya una de las peores catástrofes medioambientales que ha vivido Estados Unidos.
"En estos momentos, una de las principales preocupaciones de los científicos es el descubrimiento de manchas submarinas de cientos de kilómetros cuadrados que podrían estar provocando el consumo del oxígeno, lo que tendría consecuencias desastrosas para las especies de la zona", señaló la organización en un comunicado.
El efecto, según Greenpeace, podría haber sido provocado por el uso indiscriminado de agentes químicos con el objetivo de hundir y dispersar la mancha, “lo cual la ha hecho menos visible, pero no menos destructiva”.
Se estima que en el mes desde que ocurrió la explosión, en las aguas del Golfo se derramaron unos seis millones de barriles de crudo.