Panamá se ratifica como principal plaza del juego en Centroamérica

Panamá. Con 14 casinos completos y 25 salas de máquinas tragamonedas, esta nación se ha convertido en la principal plaza del juego en Centroamérica, destacaron participantes en una exposición dedicada a esa industria.
“Después de Argentina, Panamá es una de las más importantes plazas de juego que hay, por su jurisdicción y su reglamentación. En Centroamérica es el número uno”, explicó a Notimex Alan Burak, uno de los organizadores de la feria.
Funcionarios de la Junta de Control de Juegos, la Autoridad del Turismo de Panamá (ATP) y de la Lotería Nacional celebraron la pasada semana la sexta exposición de este tipo, con la que se buscaba atraer a jugadores extranjeros, indicó Burak.
En la muestra de dos días participaron unos 30 representantes de fabricantes de mesas de juego, máquinas tragamonedas y otros implementos de la industria.
“La idea era apuntar al comercio exterior para que venga gente de afuera a jugar”, manifestó Burak.
Por su parte, la directora de la Junta de Control de Juegos, Giselle Brea, comentó que el foro es aprovechado por los dueños del negocio para conocer las nuevas tecnologías de la industria, con el fin de competir en igualdad de condiciones.
En Panamá existen 14 casinos completos y 26 salas de máquinas tragamonedas, precisó Brea.
Señaló que el año pasado, el gobierno aumentó de 10 al 12 por ciento para los casinos y de 10 al 16 por ciento para las salas de máquinas, el porcentaje que por sus ganancias deben pagar al Estado, para un total anual de unos 40 millones de dólares.
“Llegamos a un acuerdo bueno y creo que mantenemos buenas relaciones con los operadores aunque a todos les duele pagar más”, sostuvo la funcionaria.
La oficina de Brea tiene pendiente analizar peticiones para instalar seis casinos, aunque la condición es que se ubiquen en hoteles con más de 300 habitaciones, con un pago al Estado de un millón de dólares.