Panamá y Estados Unidos firmaron finalmente ayer su tratado de libre comercio
Panamá. Tres años y medio después de que se anunciara oficialmente el inicio de negociaciones, el ministro de Comercio de este país, Alejandro Ferrer y la representante de la Oficina Comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, firmaron ayer el acuerdo comercial, en una ceremonia realizada en la Organización de Estados Americanos.
"Este acuerdo demuestra nuestra creencia de que esa inversión es sólida y ayudará a crear beneficios y dividendos significativos para ambas naciones", dijo Schwab, quien prometió luchar por la ratificación del tratado en el Congreso estadounidense. Por su parte, el ministro Ferrer se refirió al TLC como "el mejor tratado comercial que hemos podido negociar juntos, sector privado y gobierno, y se convertirá en una herramienta de desarrollo".
El ministro añadió que el convenio -una aspiración panameña desde hace 20 años- es parte de la visión compartida de ambos países de que el comercio pueda convertirse "en el principal instrumento para el crecimiento económico y social".
Sin embargo, las protestas contra la firma del TLC ya empezaron a tomar forma. La primera de ellas fue una manifestación celebrada ayer mismo frente a la sede del Ministerio de Comercio. Los dirigentes partidistas Gabriel Castillo, Genaro López y Maribel Gordón denunciaron que "el tratado es leonino y desconocido por el pueblo, sobre todo en su versión castellana".
Al aludir a los detractores de la liberalización comercial, Ferrer observó que "ciertamente posturas populistas que atacan la integración hacen buenos discursos, pero la práctica demuestra que nada hacen por lo que más se necesita".
Sin embargo, reconoció que "tampoco podemos esconder que la democracia no ha traído los beneficios esperados a todos".
Por ello, continuó, "tenemos la responsabilidad de hablar alto y claro y defender herramientas como este tratado y garantizar que realmente promueven que estos beneficios lleguen también a aquellos que históricamente han sido marginados".
El tratado, que debe ser ratificado por los parlamentos de ambos países, incluirá las normas internacionales de protección laboral y ambiental que, tras un acuerdo entre el Congreso y la Administración Bush, acompañarán todo convenio comercial pactado con Estados Unidos.
Buena parte de los productos panameños ya entran a Estados Unidos libre de aranceles, pero Schwab aseguró que, desde el primer día de su puesta en marcha, casi el 90 por ciento de las exportaciones de este país llegarán a Panamá libre de gravámenes. El resto será eliminado gradualmente a lo largo de una década.