Cambio climático y turismo: Los destinos que podrían desaparecer
El cambio climático está transformando el mapa del turismo global, y algunos de los destinos más icónicos del planeta enfrentan un futuro incierto debido al aumento del nivel del mar. Playas paradisíacas, ciudades históricas y hasta naciones enteras podrían quedar parcial o totalmente sumergidas en las próximas décadas.
Uno de los casos más alarmantes es el de las Islas Maldivas, el país más bajo del mundo, con una altura media de apenas 1,5 metros sobre el nivel del mar. Reconocido como uno de los destinos más deseados del turismo de lujo y de playas, el archipiélago corre el riesgo de perder gran parte de su territorio hacia finales de siglo.
En el Pacífico Sur, naciones como Tuvalu y Kiribati ya experimentan inundaciones recurrentes e intrusión de agua salada en sus tierras agrícolas. Estos pequeños estados insulares, muy dependientes del turismo, han empezado a diseñar planes de relocalización de poblaciones enteras ante la amenaza de desaparición.
Europa tampoco escapa a este desafío. Venecia, joya del turismo cultural italiano, sufre cada vez más episodios de “acqua alta”. Aunque el sistema de compuertas MOSE ofrece cierto alivio, expertos advierten que sin medidas adicionales la ciudad podría sumergirse parcialmente en las próximas décadas, poniendo en riesgo su patrimonio histórico y artístico.
En otras regiones, el Delta del Nilo en Egipto y ciudades como Alejandría enfrentan un futuro incierto, mientras que urbes como Bangkok en Tailandia se hunden lentamente por la extracción de aguas subterráneas, lo que combinado con el aumento del mar podría dejar gran parte de la ciudad bajo el agua antes de 2050.
El Caribe y el Pacífico Occidental, dos regiones claves para el turismo internacional, también se encuentran entre los territorios más vulnerables. Islas como Barbados, las Islas Marshall o Fiji podrían perder sus playas y ecosistemas costeros, lo que afectaría gravemente a sus economías, altamente dependientes del turismo.
La amenaza no sólo es territorial: los arrecifes de coral, que atraen millones de turistas al año para actividades de buceo y snorkel, sufren blanqueamiento masivo por el calentamiento y la acidificación de los océanos. Su pérdida tendría un impacto devastador tanto en la biodiversidad como en la industria turística.
En este escenario, el turismo mundial se enfrenta al reto de adaptarse y promover la sostenibilidad. La preservación de los ecosistemas costeros y las inversiones en infraestructura resiliente no son sólo una cuestión ambiental, sino también económica: de ello depende el futuro de algunos de los destinos más emblemáticos del planeta.




