El fin de la era dorada: Los gigantes del turismo que dejaron de viajar

30 de Diciembre de 2025 1:56pm
Redacción Caribbean News Digital
agencias de viajes que ya no existen

 

Desde el colapso histórico de Thomas Cook hasta la desaparición del imperio italiano I Viaggi del Ventaglio, el sector de los turoperadores ha visto caer a sus pilares más emblemáticos. ¿Qué llevó a la quiebra a estas instituciones que parecían indestructibles?

Durante décadas, el modelo de negocio era infalible: un catálogo impreso, una oficina en la calle principal y el "todo incluido". Sin embargo, la digitalización, las deudas masivas y la incapacidad de adaptarse a un nuevo tipo de viajero terminaron por hundir a empresas que definieron el turismo moderno.

I Viaggi del Ventaglio: El sueño italiano que se desvaneció

Fundada en Milán en 1976 por Bruno Colombo, I Viaggi del Ventaglio fue durante años el segundo turoperador más importante de Italia y un referente mundial en el segmento de clubes de vacaciones. Su logotipo del abanico naranja era sinónimo de exclusividad y solidez en destinos como el Caribe, África y el Mediterráneo.

Su caída no fue repentina, sino el resultado de una expansión agresiva que incluyó la creación de su propia aerolínea, Livingston, en 2003. Esta ambición vertical —poseer hoteles, aviones y agencias— generó una deuda insostenible. El 16 de julio de 2010, tras meses de suspensiones en bolsa y crisis financieras, el Tribunal de Milán declaró la quiebra de la sociedad con un agujero financiero estimado en 200 millones de euros

Miles de turistas quedaron en la incertidumbre y una marca histórica desapareció del mercado, dejando tras de sí el fin de una forma muy italiana de entender el lujo vacacional.

Thomas Cook: El desplome del pionero

Si la caída de Ventaglio sacudió Italia, el colapso de Thomas Cook en septiembre de 2019 conmocionó al mundo. La agencia de viajes más antigua del planeta, con 178 años de historia, cesó sus operaciones de madrugada, dejando a más de 600,000 turistas varados en 17 países.

Thomas Cook inventó el paquete turístico en 1841, pero su estructura arcaica no pudo competir con plataformas como Airbnb o aerolíneas low-cost. Con una deuda superior a los 1,800 millones de euros, el gigante británico se convirtió en el recordatorio más amargo de que la tradición no garantiza la supervivencia en la era de Internet.

Otros nombres que quedaron en el camino

La lista de bajas en el sector es extensa y refleja la vulnerabilidad de la industria:

  • MyTravel Group (Reino Unido): Un gigante que, tras años de dificultades, acabó fusionándose con Thomas Cook en 2007, arrastrando problemas que eventualmente contribuirían al colapso final del grupo.
  • Orizonia (España): En 2013, el principal grupo turístico español cerró sus puertas, dejando a miles de empleados en la calle y afectando gravemente a la conectividad aérea de las Islas Baleares y Canarias.
  • Airtours: Fue uno de los turoperadores más dinámicos de los 90, pionero en la integración vertical, hasta que las crisis económicas y la consolidación del sector borraron su nombre de los catálogos.

Lecciones de un mercado implacable

La desaparición de estas empresas marca el fin de la intermediación tradicional masiva. Hoy, el viajero busca la personalización y la autogestión. Las agencias que han sobrevivido lo han hecho transformándose en consultoras de experiencias o integrándose en ecosistemas digitales donde la agilidad pesa más que el tamaño de su flota de aviones o el número de sus hoteles.

El "abanico" de Ventaglio y el "corazón" de Thomas Cook son hoy piezas de museo, recordándonos que en el turismo, como en los viajes, lo único constante es el cambio.

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