La ciudad italiana de Bolzano impondrá un impuesto a las mascotas turistas
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La ciudad italiana de Bolzano, puerta de entrada a los Dolomitas, ha decidido imponer un nuevo impuesto que no solo afectará a los residentes, sino también a los visitantes que viajen con sus mascotas. A partir de 2026, los dueños de perros deberán pagar un impuesto diario de 1,50 euros (unos dos dólares) por cada animal que ingrese a la ciudad, en una medida que ya genera controversia.
La iniciativa forma parte de un plan más amplio para controlar el impacto del turismo y cubrir los gastos de limpieza urbana, además de financiar nuevos parques exclusivos para perros y sus dueños. Los residentes locales también deberán pagar un impuesto anual de 100 euros por mascota.
El concejal provincial Luis Walcher, impulsor de la medida, aseguró que el objetivo es “hacer justicia” con la comunidad. “Es una medida justa, porque afecta únicamente a los dueños de perros. De lo contrario, la limpieza de las aceras recaería sobre toda la ciudadanía, cuando está claro que la única suciedad en nuestras calles proviene de los desechos caninos”.
El impuesto llega poco después de otra iniciativa polémica: la obligación de registrar el ADN de los perros, con el fin de identificar a los dueños que no recojan los excrementos de sus mascotas. Quienes incumplan con esta norma pueden enfrentar multas de hasta 600 euros. Según Walcher, aquellos que ya se hayan registrado en la base de ADN estarán exentos del nuevo impuesto durante dos años.
Sin embargo, la medida ha generado rechazo entre las organizaciones defensoras de los animales. Carla Rocchi, presidenta de la ENPA (Entidad Nacional de Protección Animal), calificó la decisión como un error que “daña la imagen de la región”.
Rocchi añadió que esta política no solo penaliza a las familias y turistas responsables, sino que también envía un mensaje equivocado: convertir a los animales en contribuyentes.
La decisión de Bolzano se suma a una creciente tendencia en Italia de imponer tasas turísticas para mitigar el impacto del turismo masivo, aunque en este caso la medida ha despertado más indignación que apoyo, al poner en el centro del debate a los viajeros de cuatro patas.




