Otazu: enoturismo en clave de hospitalidad y cultura

03 de Octubre de 2025 3:12pm
Redacción Caribbean News Digital
Otazu

 

por Gabriela Sánchez

Otazu, a apenas 8 kilómetros de Pamplona, en la comunidad española de Navarra, amerita algo más que contarse, precisa vivirse. Este señorío, cuyo origen se remonta al siglo XII, ha sabido aunar dos grandes pasiones: vino y arte, en un lugar donde lo patrimonial y lo sui géneris están garantizados. 

Aunque su origen se remonta desde tales fechas, ha sido este siglo el que ha redefinido el concepto que hoy la convierte no solo uno de los referente vinícolas de mayor prestigio de España, al ser una de las 26 denominaciones de origen de pago del país, sino también por presentar una experiencia enoturística exclusiva. Su director Jorge Cárdenas lo resume en una idea clara: la visita a Otazu debe ser tan memorable que quien la viva sienta la necesidad de recomendarla.

Los datos lo respaldan. Según encuestas internas, más del 60% de los visitantes llegan por sugerencia personal, mucho más que por redes sociales o agencias de viajes. “Ese boca a boca es nuestra mejor carta de presentación.  “Quiere decir que la experiencia supera las expectativas y que quienes vienen se convierten en embajadores espontáneos de Otazu”, explica Cárdenas en un recorrido por sus instalaciones a la prensa, que ya permitía vaticinar tales indicadores.

El viaje comienza en el arte

Uno de los grandes atractivos para el visitante es el Museo Otazu, que ha devenido de la antigua bodega. Hoy alberga más de 150 piezas de artistas internacionales, integradas en un espacio donde las barricas y las obras conviven en perfecta armonía. 

Las visitas guiadas llevan al visitante a recorrer la sala de barricas, el museo y los viñedos, en un itinerario que va más allá de lo enológico para transformarse en una experiencia cultural completa.

Pero por si eso no bastara. A ello se suman dos iglesias: la Ermita de San Esteban y la de San Martín, también visitables y donde incluso se pueden celebrar bodas y bautizos. Todo ello enriquece la oferta enoturística, junto a ofertas personalizadas de eventos.

Catas y experiencias a medida

Las catas de vino son, naturalmente, uno de los pilares de la experiencia en Otazu. Pero no se trata de una actividad rígida: la premisa es que cada sesión sea una invitación personalizada, que va desde visitas guiadas convencionales hasta catas sonoras, como “El sonido del vino”, el juego del enólogo, para crear tu propio vino, escape rooms temáticos,  eventos de “team building”, etc. 

En este sentido, Cárdenas insiste: “El enoturismo para nosotros es un traje hecho a medida para cada visitante”.

En Otazu se diseñan diferentes tipos de paquetes de viaje, donde se incluye en algunos casos desde la llegada vía internacional, ya sea en avión, tren o coche, un itinerario completo de visitas según el tiempo de estancia, cantidad de personas, y transfers a restaurantes de alta cocina, donde no faltan los vinos de Otazu, como el Baserriberri en Pamplona. Asimismo, durante eventos como el Art Weekend se organizan recorridos especiales combinando la línea cultural de la Fundación Otazu y su bodega. 

Una parte fundamental del crecimiento de Otazu en los últimos años ha sido el segmento de bodas y eventos privados. Aunque no deviene una casa rural al uso, el señorío cuenta con 12 habitaciones dobles y una suite nupcial, solo para ocasiones exclusivas. 

De ahí que mantenga un estrecho vínculo con hoteles de la provincia, que sirvan de alojamiento complementario a la experiencia enoturísticas de los visitantes habituales. Son los casos del hotel Tres Reyes o el histórico La Perla, en Pamplona, considerado el segundo más antiguo de España en funcionamiento,elegido en más de una ocasión por figuras tan prestigiosas como el escritor Ernest Hemingway.

De hecho, su habituación, la famosa suite 201, donde escribiera buena parte de su novela Fiesta, inspirada en las fiestas de San Fermín, ha sido utilizada para catas exclusivas con los vinos de Otazu. 

Otazu

El resultado ya se ha hecho notar. Lo que comenzó hace unos 15 años, hoy muestra un ascenso constante, en buena medida gracias a la consolidación de la calidad, cambio conceptual y diversificación de sus gamas de vino, que ya suman: 1 ha. Una historia, la icónica Pago de Otazu, Ozu de OtazuAltarVitral, Artist Series Genios de Otazu, pero también a la inclusión cada vez mayor de nuevas actividades.

Al respecto, Cárdenas refiere que en 2023, la facturación del área de enoturismo creció un 58,6% respecto al año anterior, mientras que en 2024 el incremento fue del 14%. En total, unas 12.000 personas han visitado Otazu, provenientes de más de 40 países, principalmente españoles, de Europa, Estados Unidos, y Venezuela.

“Cada año buscamos superar nuestras marcas, no solo en número de visitantes, sino en calidad de la experiencia (...) “Queremos que quienes visiten San Sebastián o Biarritz y quieran conocer del vino español, además de visitar la Ribera del Duero y La Rioja que incluyan a Otazu”.

Los planes de futuro son ambiciosos: un itinerario de crecimiento a diez años que abarca desde el perfeccionamiento de los viñedos hasta nuevas propuestas enoturísticas.

Otazu es hospitalidad

La filosofía de hospitalidad en Otazu impregna a todo el personal. De ahí que cada trabajador de la bodega, desde quienes están en el viñedo hasta los directores de áreas están capacitados para guiar una visita. “Queremos que cualquier miembro del equipo pueda transmitir la esencia de Otazu”, explica Cárdenas.

Esta visión ha convertido la bodega en un destino integral, donde cada visitante encuentra una historia que contar al regresar a casa.

“Estamos en un proceso de evolución constante. Cada paso nos acerca más a la idea de un enoturismo que no es solo visitar una bodega, sino sumergirse en todo un universo”, concluye Cárdenas. Y es que allí radica el secreto del éxito de Otazu: ofrecer una vivencia tan auténtica que quien la disfruta no puede evitar compartirla.

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