Primera tormenta tropical de la temporada podría formarse en el Caribe la próxima semana
A solo tres días de iniciado oficialmente el temporada de huracanes del Atlántico 2025, los meteorólogos ya siguen de cerca dos sistemas que podrían generar la primera tormenta con nombre del año.
Según AccuWeather, uno de los sistemas, una agrupación de tormentas en movimiento desde el Caribe hacia la costa del Golfo de Florida, podría generar lluvias intensas y tormentas eléctricas en ciudades como Miami y Fort Lauderdale entre el 8 y el 13 de junio. Aunque el riesgo de desarrollo es bajo, se espera lluvia fuerte con riesgo de inundaciones. Una parte del sistema, ubicada en la costa sureste de Florida, podría evolucionar hacia una perturbación subtropical o tropical.
El segundo sistema, considerado con mayor probabilidad de convertirse en tormenta tropical, se encuentra en el Caribe occidental y el este del Golfo de México. Este fenómeno podría transformarse en una depresión tropical o tormenta antes de mediados de mes y desplazarse hacia Centroamérica, el sureste de México o Cuba.
Si uno de estos sistemas llega a convertirse en tormenta con nombre, recibiría el nombre de Andrea, el primero en la lista de ciclones de 2025. Sin embargo, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) aún no ha emitido una vigilancia específica para ninguno de ellos. El NHC solo alerta por ahora sobre un sistema frente a la costa sureste de EE.UU., con un 10% de probabilidad de formación en los próximos siete días.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) advirtió el mes pasado sobre una temporada potencialmente muy activa, con un 60% de probabilidad de que sea superior a lo normal. Se pronostican entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes, incluyendo 3 a 5 huracanes mayores (categorías 3, 4 o 5).
Como referencia, la temporada 2024 registró 18 tormentas con nombre, 11 huracanes y 5 huracanes mayores, incluyendo el huracán Milton, que alcanzó categoría 5 en octubre, y el huracán Helene, que obligó al cierre del aeropuerto de Nueva Orleans (MSY) en septiembre.




