¿Safaris para ir a ver una sola especie animal? La nueva tendencia del turismo de aventura
Desde el siglo XIX, el concepto del “safari de los Cinco Grandes” fue sinónimo de excelencia para los viajeros que se aventuraban a África. Ver a los leones, leopardos, rinocerontes, elefantes y búfalos cafres se convirtió en un rito de paso para quienes buscaban la experiencia más intensa en contacto con la vida salvaje. Lo que comenzó como una práctica de caza evolucionó hacia una forma de turismo de observación y hoy sigue siendo la opción más popular. Sin embargo, una nueva corriente gana fuerza entre los exploradores modernos: los safaris de un solo animal.
A diferencia de los itinerarios tradicionales que procuran mostrar la mayor cantidad de especies en un mismo viaje, los safaris especializados en una sola criatura se enfocan en la observación profunda de un animal específico. La tendencia responde al interés de muchos viajeros por sumergirse en el conocimiento de un ser particular: sus costumbres, su hábitat, su relación con el entorno y los desafíos que enfrenta para sobrevivir.
Las agencias de viajes de lujo como Abercrombie & Kent destacan que diseñar un itinerario centrado en una especie permite planificar cada detalle: desde la época del año en la que es más fácil avistarla, hasta la ubicación exacta y el acompañamiento de guías expertos locales. Todo se dispone para maximizar las probabilidades de un encuentro memorable, elevando la experiencia a otro nivel.
Uno de los pioneros de este fenómeno fue el trekking de gorilas en África. La empresa Natural Habitat Adventures señala que la demanda de sus programas ha crecido un 50 % en comparación con el año anterior, mientras que la agencia británica Black Tomato ha visto aumentar sus viajes a Ruanda en la misma proporción desde 2019, impulsados principalmente por la fascinación de los viajeros por los gorilas de montaña.
Tras este auge, otros destinos se sumaron con fuerza. En el Parque Nacional Ranthambore, en la India, las expediciones centradas en los tigres crecieron también un 50 % desde antes de la pandemia. Las consultas sobre viajes especializados se multiplican: jaguares en Brasil, pumas y leopardos en Sri Lanka, osos polares en Canadá, lobos en Estados Unidos y una amplia variedad de especies marinas, desde mantarrayas hasta ballenas azules. El fenómeno es global y muestra que la intención de viajar con un propósito definido se consolida como tendencia.
Eso no significa que los safaris tradicionales estén perdiendo relevancia. Al contrario: para muchos viajeros, una primera experiencia en África despierta el deseo de realizar expediciones más enfocadas. Como explican los expertos de Abercrombie & Kent, “un safari africano siempre estará en lo más alto de la lista de deseos de los viajeros aventureros. A menudo es la chispa que enciende el interés por otras experiencias más específicas”.
Entre las propuestas más fascinantes que hoy ganan terreno, destacan cinco que se han convertido en auténticos íconos de los safaris de un solo animal.
Tras los osos polares en Canadá
La pequeña localidad de Churchill, en Manitoba, se autodenomina la “capital mundial de los osos polares”. Cada otoño, cientos de estos depredadores del Ártico regresan a las costas de la bahía de Hudson, aguardando el congelamiento de las aguas para iniciar la caza de focas. Operadores como Frontiers North Adventures organizan excursiones en vehículos especiales llamados tundra buggies para adentrarse en este paisaje inhóspito y observar de cerca a los osos polares en su ambiente natural.
Los meses ideales son octubre y noviembre, aunque la planificación requiere anticipación. No es un destino de fácil acceso: los vuelos son limitados y la logística compleja, pero la recompensa es única. En 2024, Natural Habitat Adventures estuvo a punto de agotar su temporada sin necesidad de incentivos, muestra clara de la creciente demanda.
El santuario de las mariposas monarca en México
Quizá sorprenda descubrir que a poco más de una hora de Ciudad de México se encuentra uno de los espectáculos naturales más impresionantes del continente. Cada invierno, millones de mariposas monarca migran desde Canadá y los Estados Unidos hasta los bosques de oyamel en Michoacán y el Estado de México.
De noviembre a marzo, la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se transforma en un reino vibrante donde las ramas de los árboles se cubren por completo con enjambres de mariposas. La experiencia es mágica y profundamente ecológica: el área protege el hábitat y promueve un turismo sostenible, mientras operadores especializados como Nat Hab ofrecen excursiones de varios días para explorar más a fondo este fenómeno natural.
En busca de los lémures en Madagascar
El tercer gran destino nos lleva a Madagascar, tierra de los lémures, primates endémicos que solo existen en esta isla africana. Con más de 100 especies distintas, desde los diminutos lémures ratón hasta los célebres lémures de cola anillada, la biodiversidad de este rincón del mundo es incomparable.
En lugares como la isla Miavana o la Reserva Comunitaria de Anja, los visitantes aprenden una valiosa lección: la paciencia es la clave. Los lémures son tímidos y escurridizos, y para observarlos es necesario avanzar con calma, en silencio, aplicando el proverbio local “mora mora” que significa “despacio, despacio”. Quienes lo logran viven un encuentro inolvidable con estos curiosos primates de ojos brillantes y conducta social única.
Los gigantes colmillos de Kenia
En el Parque Nacional Amboseli, en Kenia, habita un grupo muy especial de elefantes: los llamados “super tuskers”, conocidos por sus colmillos tan largos que llegan a rozar el suelo. Estos elefantes africanos son leyendas vivientes y constituyen una población pequeña y en peligro, lo que convierte cada avistamiento en una experiencia irrepetible.
Uno de los más famosos es Craig, nacido en 1972, que se ha convertido en símbolo de conservación y en uno de los animales más fotografiados del continente. La mejor época para verlos es la estación seca, entre junio y octubre, cuando la visibilidad de la fauna alcanza su punto máximo. Su observación refuerza el compromiso de preservar a estos gigantes, esenciales para el equilibrio ecológico de la sabana.
Osos panda en China
Por último, ningún recorrido estaría completo sin mencionar al más entrañable de todos: el oso panda gigante. Más del 30 % de la población mundial de esta especie vive en las Santuarios de Panda Gigante de Sichuan, un conjunto de áreas protegidas declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO que incluyen la Reserva Natural de Wolong, el Monte Siguniang y las Montañas Jiajin.
Los visitantes tienen la oportunidad única de ver a los pandas desenvolviéndose en su hábitat natural, jugando o alimentándose de bambú. Además, agencias como Nat Hab gestionan permisos para acceder a zonas remotas, visitar centros de investigación y programas de crianza en cautiverio, lo que ofrece una visión integral de los esfuerzos globales por la conservación de esta especie en peligro. Los mejores meses son la primavera (marzo a mayo) y el otoño (septiembre a noviembre), cuando el clima es templado y la vegetación favorece el avistamiento.




