Marc Ingelbrecht, Representante de Oxfam International en el Caribe y Encargado del Programa de Gestión de Reducción de Riesgos para Cuba, Haití y República Dominicana

Oxfam International es una confederación de 13 organizaciones no gubernamentales, casi todas con sede en países desarrollados, que trabajan con unas 3.000 organizaciones locales en más de 100 países en desarrollo. Sus proyectos principales van dirigidos a encontrar soluciones definitivas a la pobreza, el sufrimiento y la injusticia. La acción más reciente de este organismo en el Caribe se celebró en Cuba, como parte de un Programa Regional de Gestión de Reducción de Riesgos frente a catástrofes y desastres naturales.
¿Cómo organizaciones no gubernamentales, cuyas oficinas y sedes de operaciones principales se encuentran en el llamado Primer Mundo, encuentran soluciones a la pobreza y la injusticia, atendiendo a que trabajan en países con niveles de economía y de justicia social muy diferentes?
-Efectivamente, Oxfam International tiene trece organizaciones, y una buena parte de ellas está en Europa, pero también hay en Estados Unidos y Canadá, Australia, Hong Kong, además de Irlanda, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y España. Llevamos dos años trabajando para aliviar la pobreza y buscar un mundo más justo, y tratamos de hacerlo principalmente incidiendo sobre los gobiernos y los actores principales del desarrollo en las naciones en las que nos enfocamos. Es también por ello que nos imbricamos con organizaciones locales para impulsar proyectos diversos.
Una de las áreas más grandes en que trabajamos son los llamados proyectos de desarrollo, con los cuales estamos buscando medios de vida sostenible para las organizaciones en diferentes partes del mundo, medios como la agricultura, o la artesanía, o el propio trabajo en fábricas, que pueden ayudar favorablemente a impulsar la economía en un territorio o región.
Otra parte importante vinculada a este espacio es el tema del desarrollo comunitario participativo, con el que queremos generar una actitud y gestión activas de las organizaciones y elementos locales en la búsqueda de soluciones a sus problemas.
También constituye un renglón definitorio en las proyecciones de Oxfam el que antiguamente se llamaba ayuda humanitaria, y que ahora ha adquirido otras características, pues anteriormente solo se centraba en las respuestas después de ocurridos los desastres naturales, o en situaciones de guerra para el apoyo a las poblaciones afectadas. Ahora se ha planteado un trabajo que va más allá, de proveer niveles de respuesta, que se centra también en el tema de prevención y solución de conflictos, es decir, evitar las guerras en lugar de esperar a que las guerras lleguen a las poblaciones.
En ese sentido uno de los retos que tenemos como Oxfam International es trabajar con contrapartes en los países. Siempre intentamos no hacer nosotros mismos el trabajo de desarrollo ni de gestión de reducción de riesgos, sino que apoyamos a las contrapartes para que ellos busquen las soluciones aplicables en cada país, y puedan así disminuir la vulnerabilidad de la gente, tanto frente a desastres como de cara al subdesarrollo, la injusticia o a conflictos.
¿Pudiera mencionarnos algunas de las campañas en las que ha trabajado Oxfam International y en las cuales haya obtenido resultados favorables?
-Hay una campaña concreta que concluyó hace dos años y proponía un mayor acceso a la educación. En la misma se planteaba el derecho para todos los niños, y también para los adultos, de aprender a leer y escribir. Se realizó una gran campaña en la cual se buscó la responsabilidad de las autoridades en garantizarle ese derecho a la población. Debo decir que este proyecto aportó a la disminución del analfabetismo, un flagelo que ha venido disminuyendo considerablemente en los últimos diez años, y eso se debe a que se ha adquirido conciencia de que el factor más importante en la disminución del analfabetismo es el Estado.
Hubo épocas en que cuando los estados no cumplían con este empeño, entonces la propia Oxfam y otras organizaciones no gubernamentales emprendían ellas las campañas de alfabetización, y en lugar de buscar la responsabilidad del Estado, les aliviábamos el tema del analfabetismo, pero sin lograr una sostenibilidad en el proyecto, porque el nivel de cobertura que podíamos conseguir nosotros nunca era comparable con el alcance que podría lograr el Estado.
Hace 20 años atrás, muchos se planteaban que las organizaciones no gubernamentales eran sustitutos del Estado. Hoy ese enfoque ha cambiado y se ve a las organizaciones no gubernamentales como entidades que pueden realizar un determinado trabajo que el Estado no puede hacer por determinadas razones, pero en ningún momento se le puede quitar la responsabilidad al Estado en las áreas sociales que debe cubrir.
La otra campaña fuerte que se hizo fue la relacionada con el café. Hace cinco años se desató una crisis tremenda en los precios de este producto, que hizo que los caficultores produjeran café de bajo costo, ya que no recuperan los costos de inversión, y a partir de ahí se estableció todo un compromiso por parte de los compradores, de los intermediarios y los productores para que se le pagara un precio más justo al caficultor.
¿Estas campañas que usted ha descrito tuvieron un carácter global?
-Sí, fueron campañas que se realizaron a nivel de todo el mundo.
En algunas ocasiones, ustedes también inciden sobre organizaciones o entidades productoras de Europa que no mantienen códigos éticos adecuados. ¿Hasta qué punto ese nivel de incidencia resulta efectivo?
-Ese es un aspecto que está adquiriendo cada vez más importancia, es decir, buscar sinergias en el mundo empresarial en el sentido de no considerar solamente los fondos públicos y los fondos del gobierno para los proyectos de cooperación, sino también trabajar en sinergias con las empresas que muchas veces movilizan fondos para la labor humanitaria o los planes de desarrollo. Lo que sí se ha planteado es que para poder recibir los fondos de esas organizaciones hay que honrar un código de ética que, por ejemplo, plantea que no se pueden emplear a familiares, que no puede existir discriminación entre hombres y mujeres, la no producción o ventas de armas. También está el tema medioambiental, el tema social, el tema laboral, el de los derechos de los niños y el tema de la no discriminación por razones de raza o de sexo.
En determinados momentos hemos tenido que rechazar el apoyo de algunas empresas porque no respetaban el cumplimiento de ese código. Por ejemplo, durante los Juegos Olímpicos del 2004 en Atenas se hizo la campaña de "ropa limpia", planteando que no se emplearan niños en la producción de ropas. Ahí se logró, a nivel de varias empresas como Adidas y Nike un compromiso, sobre todos en los países asiáticos, de no emplear niños y de respetar los derechos de los trabajadores. En el tema medioambiental hemos trabajado en la protección de áreas de bosques que también suelen ser explotadas en exceso.
El propio tema del cambio climático es un tópico que para Oxfam se ha tornado sumamente importante. En las cumbres del G-7 en Davos, Suiza, que ha reunido a los siete países más industrializados del mundo, además Rusia, Oxfam ha tratado de llamar la atención de las personas que tienen a su cargo la toma de decisiones importantes para poder influir en la necesidad de preservar y proteger el medio ambiente, además de luchar por frenar el cambio climático.
La Organización de Estados del Caribe está trabajando con mucho empeño en el tema de crear un comité de reducción de desastres, y un plan de acción en esa misma dirección. ¿Cómo labora su organización para apoyar a Cuba y el Caribe en estos propósitos?
-Como organización no gubernamental que somos trabajamos en principio con otras organizaciones no gubernamentales en el Caribe. En Cuba es diferente, porque nuestra contraparte aquí es la Defensa Civil, y en ese sentido Cuba es muy particular, porque en otros países del área no es así. Consideramos que justamente Cuba tiene una experiencia en gestión de reducción de riesgos, tanto en el tema de respuesta como de preparación, además de alerta temprana y de investigación, y más que todo en el tema de la organización de su sistema de defensa civil que, desde nuestro criterio, puede ser de mucha utilidad para el resto de la región. No para copiarlo, porque como Cuba tiene un sistema político que otros países no tienen, pues no se puede aplicar todo lo que esta isla hace. Pero sí entendemos que a nivel local, a nivel de los municipios, de los consejos populares -que en Cuba se denominan zonas de defensa- hay cosas que pueden servir en cualquier otra parte de Centroamérica y del Caribe.
Justamente, el taller de intercambio que acabamos de sostener, persiguió el objetivo de aunar a la gente que pertenece a esos niveles. Al evento asistieron delegados de los diferentes niveles de protección y defensa civil de los municipios, alcaldes o encargados de la gestión de reducción de riesgos a nivel de los municipios, así como organizaciones no gubernamentales de Centroamérica, Haití y República Dominicana, para conocer en la práctica cómo funciona el sistema en Cuba.
Hubo una parte teórica y una práctica, que consistió en la visita a los municipios. Allí los asistentes pudieron participar en un ensayo de evacuación y realmente la gente pudo ver como, con muy pocos medios, se logra proteger la vida de la población. Pienso que en ese sentido una de las conclusiones a las cuales se llegó es que una planificación social y el diseño de proyectos adecuados de respuesta y de preparación, sumado a la voluntad política, sí permite la defensa eficiente de la población, sin pensar en grandes inversiones como muchas veces se plantean en otros países para poder garantizar la vida de las personas.
¿En este evento participaron delegados de Centroamérica y del Caribe básicamente, o la convocatoria se extendió a toda América Latina?
-Fue realmente para Centroamérica, más Haití y República Dominicana, porque son las naciones en las cuales Oxfam realiza un trabajo intenso en la gestión de reducción de riesgos. De Centroamérica asistieron Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. Invitamos a delegados de naciones en donde posteriormente nuestra organización pueda darle un seguimiento al trabajo, porque el taller no fue un evento que ahora queda sin seguimiento. A partir de ahora vamos a ver cómo se puede aprovechar lo que la gente pueda aprender para posteriormente aplicarlo y ver cómo los diferentes países se pueden apoyar entre ellos, mantener intercambios que pueden ser las visitas de expertos cubanos a los países o hacer que las personas de esos países vengan a Cuba a conocer.
¿Este es el primer evento de este tipo que realiza Oxfam?
-No, ya habíamos realizado otro hace cuatro años en Cienfuegos.
¿Y consideran que aumentó el nivel de convocatoria este año con respecto al taller celebrado en Cienfuegos hace cuatro años?
-Sí, porque en el evento de Cienfuegos participaron delegados de Centroamérica. No habíamos invitado a delegados del Caribe y no hubo participación de actores cubanos. En este taller realizado en Holguín hubo 30 participantes de Centroamérica y el Caribe, y también asistieron 30 delegados cubanos a nivel de municipio, de provincia y nacional. En esta ocasión hubo un intercambio mucho más profundo.
¿Cómo ayudó el Grupo Excelencias a la organización del evento?
-El Grupo Excelencias, a través de su agencia de viajes, garantizó de una manera muy eficiente toda la parte relacionada con la logística, tanto en el tema del transporte internacional como el nacional. Fue una movilización y un esfuerzo importante, porque en momentos en que había un gran flujo de turismo hubo que garantizar el viaje de 30 personas desde La Habana hacia Holguín, gestionar las capacidades hoteleras para 70 personas, y garantizar además todo el tema de la alimentación, el transporte, etc.
Realmente para nosotros fue un gran alivio el no tener que hacer esas gestiones, porque en otros momentos, en el evento anterior, estuvimos más involucrados en el aspecto logístico y muchas veces esas gestiones consumen tiempo y no permiten preparar la parte de contenido. El apoyo de la agencia nos permitió meternos más en los aspectos del contenido del taller, y no preocuparnos por la parte logística porque el Grupo Excelencias se encargó de ello.
Usted explicaba anteriormente que el alcance de estas acciones se va a chequear en el futuro. ¿Cómo realizan esa tarea en los otros países, cómo le dan seguimiento?
-Como en cada uno de los países que participaron Oxfam es la organización encargada de la gestión de reducción de riesgos, ahora junto con los asistentes al evento vamos a valorar cuáles de las experiencias que vieron en Cuba pueden ser útiles en sus respectivos países y cómo lo pueden aplicar en la práctica. Una vez identificadas las acciones concretas que pueden ser aplicadas en sus países, se puede organizar diferentes tipos de intercambios.
Los actores en esos países pudieran interesarse más adelante en los temas de las evacuaciones, de identificación de vulnerabilidades o de alerta temprana. Es decir, como el taller versó sobre temas muy generales, los delegados que participaron en el mismo pudieran interesarse más adelante en esas especificidades concretas. Ya entonces dependerá de cada uno de los países definir cuáles son sus intereses específicos para continuar el intercambio.
¿Pudiera darse el caso de que las naciones más pobres, que no cuentan con los recursos necesarios para instrumentar esas prácticas, recurran a organizaciones en busca de apoyo y asistencia en ese sentido?
-Exactamente. El papel de Oxfam International es movilizar recursos del Norte para permitirle a organizaciones del Sur implementar los planes que consideren importantes para aliviar el tema de la pobreza y buscar un mundo más justo.
Atendiendo al creciente interés de los gobiernos de la región caribeña de trabajar en la reducción de riesgos, ¿mantiene Oxfam alguna relación con la Asociación de Estados del Caribe en esta dirección?
-No, no lo tenemos. Yo creo que a nivel de Centroamérica hay más acercamiento con ese tipo de organizaciones. A nivel del Caribe, es cierto que ha comenzado el trabajo de gestión de reducción de riesgos y el hecho es que solo trabajamos en tres países -Cuba, Haití y República Dominicana-. Donde más hemos apoyado esa labor es en Cuba y esa experiencia se está aprovechando para compartirla con los demás. Pero el vínculo con los gobiernos de la región del Caribe aun no está funcionando.