Mariposario en capital guatemalteca, una nueva curiosidad turística
La idea del Mariposario en la Ciudad de Guatemala surgió como un proyecto piloto, mediante el cual buscamos apoyar el nacimiento de ese insecto lepidóptero, declaró a la prensa la gerente de esa institución, María Gadsden.
Aunque las dejamos volar en libertad, luego regresan a este sitio, que tiene plantas y flores que les sirven de alimento, acotó.
Vamos a tener de 10 a 12 especies de mariposas, adelantó Gadsden, al precisar que los visitantes las podrán liberar los sábados y domingos de julio, pero en agosto se mantendrá un solo día por el precio de 10 quetzales (1,30 dólares).
Nils Santos, el naturalista encargado del mariposario, explicó que esos animales artrópodos ponen en las plantas hospederas sus huevos, los cuales se convierten en larvas hasta transformarse en crisálidas, y después en mariposas.
Acá se sembraron flores alimenticias, como la chatilla, asclepia y camarón, que las proveen de néctar y polen, añadió.
Santos mostró cómo durante el proceso reproductivo conservan las pupas de mariposas blanca, cebra, espejitos o monarcas en vasos de plástico con algodones embadurnados de un líquido especial de color rojo para que se alimenten antes de volar.
Aclaró que las liberan el mismo día que nacen, pues tienen muy corta vida: algunas duran cuatro días o una semana, aunque las monarcas sobreviven hasta seis meses.
Demoran de 30 o 45 minutos para secar sus alas después que salen del capullo, y cuando están secas ya pueden volar, comentó, al manifestar que muchas mueren en el proceso de transformación.
En la naturaleza hay depredadores como moscas, avispas y ácaros que interrumpen el ciclo reproductivo de esos insectos, puntualizó el biólogo, quien dijo que el 80 % de las que nacen en el laboratorio vuelan.
Por su parte, la coordinadora académica Christel Tobar apuntó que este proyecto sirve de complemento al recorrido que se hace en el museo Miraflores, asentado en el sitio arqueológico Kaminaljuyú, donde se exhiben piezas elaboradas por los antiguos mayas.
Como tenemos alrededor de manzana y media de jardín, agregó, aprovechamos este espacio para contribuir al equilibrio del ecosistema.