Turismo mundial se mantiene ajeno a precio petróleo y crisis bursátil, asegura secretario general de la OMT

28 de Noviembre de 2007 3:34pm
godking

Colombia. La industria turística se mantiene ajena a la subida del precio del petróleo, que se encuentra en los umbrales de los 100 euros, y a la crisis financiera internacional que empezó este verano, provocada por las dificultades del mercado inmobiliario estadounidense. El secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT) Franceso Frangialli, aseguró con motivo de la XVII Asamblea General de esta organización que, en términos reales, el precio del combustible es muy alto, pero "no dramático" y en Europa su impacto se ve compensado por la depreciación del dólar frente al euro.

Además, en su opinión, las compañías de transportes han incorporado o aumentado sus gastos en otras materias como la seguridad o innovación tecnológica, con lo que se ha reducido el peso del combustible sobre los costes totales.

Frangialli recordó, asimismo, que el transporte supone una pequeña parte del viaje, por lo que su encarecimiento no disuade a los turistas de viajar.

Incluso, en caso de que el crecimiento de la economía se desacelerase o se contrajera, no es evidente que su repercusión en el gasto turístico fuera a ser proporcional, ya que los viajes y las vacaciones se han convertido en un fenómeno sociológico de peso y las familias están dispuestas a ahorrar en otros campos de consumo antes de renunciar a salir de vacaciones.

Por tanto, la OMT mantiene para el cierre del presente ejercicio una previsión de un incremento de entre un 5% y 6% en los desplazamientos turísticos internacionales, aunque augura un estancamiento en el crecimiento del continente americano por el avance más lento de la economía estadounidense, que afectará también al turismo latinoamericano.

A pesar de ello, la organización prevé para el 2008 un crecimiento del 4,8% gracias a un sólido avance de los mercados emergentes.

En los siguientes ejercicios, la previsión es de un índice del orden del 4%, dada la gran propensión a viajar de los jubilados de la generación del “baby boom” de Europa y Norteamérica, lo que permitirá alcanzar los niveles de 1.100 millones de viajeros en 2010 y 1.600 millones, en 2020, que la OMT anunció ya en 1995.

Frangialli se mostró convencido de alcanzar esas cifras porque, para que el turismo internacional se viera verdaderamente afectado por una situación económica desfavorable, haría falta un hundimiento de la economía real, provocado por una depreciación de los activos, que repercutiera en el consumo de las familias.

A su juicio, ni siquiera el clima de incertidumbre e inseguridad que vive el turismo mundial desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. han derrumbado el turismo internacional, debido precisamente a dicha fuerza que ha adquirido en las sociedades postindustriales la aspiración a las vacaciones y a los viajes.

Desde entonces ha sucedido otros conflictos, atentados terroristas, crisis sanitarias o catástrofes naturales, pero el turismo se ha resistido a todos ellos, aunque acelerando un proceso de transformaciones de la industria, especialmente en el sector hotelero, con la entrada de grandes fondos de inversiones internacionales; en el de tour operadores, donde se han producido numerosas reagrupaciones, o en el transporte aéreo, con la irrupción de la compañías de bajo coste.

Frangialli destacó la lucha de la organización contra el cambio climático, dado que hay pocas actividades, a excepción de la agricultura, tan dependientes de la evolución del clima como el turismo, pero éste no es solamente una víctima, sino también contribuye al proceso del calentamiento.

Es fundamental para los destinos adelantarse a la evolución del clima creando productos diferentes, aplicando políticas de mercadotecnia innovadoras para alargar la temporada y haciendo evolucionar las mentalidades de las autoridades públicas, de los empresarios y de los propios consumidores.

En cuanto al compromiso con la reducción de las emisiones de CO2, entre otros retos, hay que progresar en el aislamiento de los alojamientos y en el uso de nuevas energías, buscar soluciones alternativas entre los diversos medios de transporte, introducir tecnologías menos contaminantes en los transportes terrestre y aéreo, mejorar las prácticas de control aéreo y las de circulación de los aviones en tierra.

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