Activistas cerraron playas en Manacor y Mallorca el pasado domingo
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El domingo, el grupo anticapitalista Caterva de Manacor intensificó su campaña contra la masificación turística cerrando simbólicamente el acceso a calas populares como Cala Morlanda y Cala Varques. Esta acción forma parte de un movimiento más amplio que busca llamar la atención sobre el modelo de turismo insostenible que afecta a la comunidad local.
Caterva señala que, aunque los turistas no son la causa principal del problema, son cómplices como parte de la maquinaria turística. Acusan a los propietarios de cadenas hoteleras, constructoras y desarrolladores inmobiliarios de ser los responsables de los efectos negativos en los residentes de la isla.
Esta acción sigue a una protesta similar en julio, cuando Caterva expresó la creciente frustración de los mallorquines por la masificación en Cala Varques, colocando ‘multas’ simbólicas de 300 euros en los parabrisas de los coches, muchos de ellos de alquiler. Estas multas fueron una declaración contra lo que describen como la “destrucción de Mallorca” y las precarias condiciones de vida de un millón de residentes debido a la dependencia turística.
En agosto del año anterior, Caterva también protestó en las playas de Manacor, colocando carteles en inglés advirtiendo sobre “medusas peligrosas”, mientras que en catalán indicaban que no había peligro, subrayando su mensaje a los turistas extranjeros.
Aunque la policía reabrió el acceso a las calas, las acciones de Caterva han puesto de relieve el creciente descontento entre los locales. El movimiento contra el turismo masivo no se limita a Manacor; desde abril, España ha sido escenario de manifestaciones contra la afluencia desmesurada de turistas, especialmente en Baleares y Canarias.
Estas protestas, que han reunido a decenas de miles de participantes en toda España, subrayan la necesidad urgente de reevaluar un modelo turístico que, según muchos, prioriza las ganancias sobre el bienestar de las comunidades locales. La acción directa de Caterva este fin de semana es un recordatorio claro de las tensiones entre los residentes locales y una industria turística en constante expansión.