Bahamas: El Caribe alerta sobre efectos negativos que traerá a la región la nueva ley de viajes de Estados Unidos

27 de Octubre de 2006 6:00am
godking

Bahamas. Si la pobreza estimula la emigración, ese bien puede ser el efecto para el Caribe de una ley que Estados Unidos aplicará próximamente a sus nacionales, con previsibles daños económicos para el turismo de la región.

La Iniciativa de Viajes para el Hemisferio Occidental establece el requisito de pasaporte para los ciudadanos estadounidenses que regresan a casa por vía aérea de territorios vecinos, a partir del próximo 8 de enero.

Igual medida entrará en vigor para los viajeros de cruceros en junio del 2009, lo cual favorece a esas compañías, en su mayoría norteamericanas. Todo se fundamenta en la necesidad de reforzar los controles fronterizos de Estados Unidos.

Nadie cuestiona la prerrogativa del gobierno estadounidense de exigir ese trámite a sus nacionales, como recalcan líderes de la región, pero la regla a todas luces puede desestimular los viajes al Caribe y sus inminentes efectos económicos no se deben ignorar.

Si la facilidad de comprar un boleto y trasladarse a un destino caribeño era una ventaja, ésta desaparecerá. ¿Cómo reaccionará un potencial turista cuando tenga su pasaporte?

Como ya cumple el requisito para ir a otras zonas, las opciones de viajes son mayores. En resumen, más competencia para esta región.

Los posibles daños, según estudios preliminares, se resumen en la pérdida de 180 mil empleos y de dos mil 600 millones de dólares en ingresos.

Las elevadas cifras responden a la importancia del turismo norteamericano para esta zona, que tiene en ese mercado su mayor emisor de vacacionistas.

República Dominicana, entre los grandes destinos del área, alertó por medio de su Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes que según cálculos conservadores, la nueva medida traerá al país pérdidas por 400 millones de dólares en el 2007.

A esa nación viajaron en el 2005 poco más de un millón de turistas estadounidenses, o el 33 por ciento de los atendidos ese año.

Las consecuencias pueden ser peores para territorios más pequeños, como St Kitts y Nevis, que recibe el 70 por ciento de sus visitantes desde Estados Unidos.

Para un sector de tan fuerte competencia, la nueva situación causa gran preocupación por su evidente incidencia en la calidad de vida de la población de la zona.

Muchas de estas economías apostaron al turismo como su gran fuente de divisas, luego de verse obligadas a abandonar o reducir la participación en sus ingresos de agro-industrias como la azucarera y la bananera, por razones de rentabilidad o reglas comerciales injustas.

Si el sector turístico pierde preponderancia como motor de las economías de la región, ¿qué opción queda para estos destinos, incluida su fuerza de trabajo?

Como ha sido tradicional, la emigración será la solución a la que muchos recurrirán, con la diferencia de que no será totalmente intrarregional, porque el efecto es común.

Entonces, las grandes economías -Estados Unidos y Canadá- estarán nuevamente en la mirilla.

El Caribe, en la mayoría de los casos, no tiene otros recursos naturales que puedan garantizar mejoras en la calidad de vida de sus poblaciones. Por esa razón es lógico esperar que la pobreza gane espacio en estas tierras.

Si ese flagelo aumenta, habrá más inseguridad y por ende menos turismo. Haití ha sido históricamente un ejemplo de esta realidad: más pobreza, más emigración.

Todo esto explica la insistencia de los ejecutivos de la industria del ocio y líderes de la región de que la referida medida se aplique por igual, o sea, que a esta zona se le conceda la misma prórroga otorgada a las compañías de cruceros.

De esta forma, no habría ventajas ni desventajas para quienes deciden venir a estos destinos, como señaló el secretario general de la Organización de Turismo del Caribe, Vincent Vander-Pool Wallace.

Si se quiere detener la emigración y resolver otros problemas, incluidos los de seguridad, el crecimiento económico sin dudas puede contribuir a ello.

El Caribe necesita que sus economías continúen expandiéndose, lo que equivale a decir su turismo.

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