Brasil: Aviación nacional prueba los biocombustibles
Brasil. El 2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero corresponde al sector aéreo, cuya creciente expansión obliga a las empresas a buscar soluciones, toda vez que los gobiernos comienzan a multar a aquellas compañías responsables de la contaminación. En este país sudamericano avanzan varios frentes de investigación e importantes firmas del sector prueban alternativas factibles, entre ellas Embraer, TAM y Azul.
La empresa Embraer forma parte de una alianza para probar los biocombustibles en sus aeronaves con la compañía aérea Azul, el fabricante de equipamientos GE, y Amyris, empresa de biotecnología. La primera prueba debe ocurrir en el primer semestre de 2012.
“El objetivo es acelerar la introducción de un combustible renovable que reduzca significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y que sea una alternativa sostenible a largo plazo”, explicó Guilherme Freire, director de Estrategias y Tecnología para el Medio Ambiente de Embraer y también presidente de la Alianza Brasileña para Biocombustibles de Aviación (ABRADA). La investigación se realiza con caña de azúcar como materia prima para la producción de bioqueroseno, un “etanol” para aviones, indicó Agencia Estado.
Por otra parte, TAM realizó en noviembre pasado el primer vuelo experimental con biocombustible de pinhão-manso, oleaginosa también utilizada en la producción de biodiesel. El avión, un Airbus A320 con capacidad para 174 pasajeros, despegó con dos capitanes y otras 18 personas entre técnicos y ejecutivos de la empresa. Salió del aeropuerto de Galeão, en Río de Janeiro, y sobrevoló el Atlántico durante 45 minutos.
Según Paulus Figueredo, gerente de Energía de TAM, “el próximo paso es la implementación y operación de una plantación de pinhão-manso a escala reducida, en el Centro Tecnológico de TAM, en São Paulo, para tener un estudio completo de factibilidad en dos años”.
El sector de la aviación ha establecido la meta de reducir en 50% las emisiones de la industria hasta 2050 en relación con el año 2005. Según Freire, las investigaciones en diversos países conducirían a que en diez años los biocombustibles sean una realidad en la aviación para sustituir al menos en parte los combustibles actuales.