Brasil: Nuevas inversiones de empresas españolas agitan economía de esta nación
Brasil. Inversiones millonarias de empresas de España agitan a esta nación, que se ha convertido en un nuevo "El Dorado" para capitales internacionales, en un escenario de estabilidad económica. En los últimos días se han acelerado los anuncios de copiosas inversiones hispanas, bajo la mirada nerviosa de grupos brasileños que ya han perdido jugosos contratos o negocios en áreas que tradicionalmente dominaban.
El negocio del año en Brasil es la compra del Banco Real por el Banco Santander, como resultado de la adquisición de los activos del grupo holandés ABN Amro por el consorcio formado por el Royal Bank of Scotland (RBS), Fortis y la entidad española.
El Santander pasará a ocupar el tercer lugar en el jugoso mercado financiero brasileño y le "ladrará en la cueva" a los líderes brasileños Itaú y Bradesco.
Desde 2000 el banco ya acumula en Brasil activos totales equivalentes a unos 69.000 millones de dólares, con 7,8 millones de clientes.
Para el Santander, Brasil atraviesa "un círculo virtuoso" gracias a sus políticas económicas, los altos precios en las materias primas de exportación y el desarrollo del mercado de capitales. El país marcha "por el buen camino" hacia una clasificación de grado de inversión.
Muchas otras empresas parecen dispuestas a seguir esa pista y las inversiones españolas están arreciando también en sectores no financieros y con márgenes de ganancias mucho menores.
El pasado martes, en una subasta, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva privatizó más de 2.500 kilómetros de carreteras federales, un negocio que requerirá inversiones equivalentes a unos 9.262 millones de dólares.
Cinco de los siete tramos, los más atractivos, fueron adjudicados al grupo español OHL (Obrascón Huarte Laín), cuyas acciones se cotizan en la bolsa brasileña desde 2005 y que ya administra cuatro autopistas en el estado de Sao Paulo.
Ahora será el principal administrador de carreteras privatizadas en Brasil, lo cual es mucho decir en un país de su tamaño.
Para el espanto de los competidores brasileños, los españoles se llevaron las mejores joyas en disputa, tras ofrecer cobrar la tarifa más baja por los peajes de uso.
Esa fórmula vino de perlas para un gobierno corto de dinero, que promete mejorar la infraestructura del país para asegurar el crecimiento de la economía sin sobrecargar la cuenta de los usuarios.
En 2006 el OHL reportó ganancias equivalentes a unos 238,4 millones de dólares, una muestra de su competitividad en el negocio.
Mientras tanto, el grupo Telefónica, mayor inversionista extranjero en Brasil, lleva a cabo su propia expansión geográfica y tecnológica en el país y tiene previsto invertir 7.000 millones de dólares hasta el 2010.
Empresas españolas han sido en los últimos años las principales extranjeras interesadas en las subastas de líneas de transmisión, promovidas por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel).
Las españolas Isolux Wat, Cobra Instalaciones, Abengoa y Cymi Holding S A están calificadas para participar el próximo 7 de noviembre en una nueva oferta, esta vez de nueve líneas de alta tensión donde se invertirán unos 600 millones de dólares.
La española Repsol YPF es ya la segunda petrolera que más explora crudo en Brasil, una de sus áreas de mayor expansión en el mundo y trabaja en 19 bloques en las ricas cuencas marítimas de Santos, Campos y Espírito Santo.
En el noreste de Brasil grupos españoles, encabezados por el Iberostar, llevan a cabo enormes inversiones en turismo y hotelería que han calentado el mercado inmobiliario regional.
Hoy, España se consolida como el segundo inversionista extranjero en Brasil, detrás de Estados Unidos, y esta nueva ola de negocios marcha al compás de las políticas económicas de Lula, un fuerte promotor del libre mercado.
Entre agosto de 2006 y agosto de 2007 Brasil acumuló inversiones extranjeras directas (sin contar las especulativas) por 35.000 millones de dólares, una cifra récord, según el gobierno.
Este movimiento se explica por la larga fase de abundante liquidez y crecimiento internacional, la expansión económica de Brasil con baja inflación, aumento de sus reservas internacionales y reducción de la deuda externa, según la Presidencia.
Por lo demás, Brasil ha salido hasta ahora muy bien librado de la reciente crisis internacional.
Todo lo contrario de lo sucedido en el pasado, cuando cualquier estornudo de los mercados globales provocaba estampidas de fondos en Brasil, demolía todos los indicadores económicos y cualquier escenario de inversión de las empresas, no solo de las españolas.