Joseph María Perramón, Director de la Oficina de Promoción de Cataluña para toda Europa del Este
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Cataluña ha recibido en lo que va de año un 15% menos de turismo ruso a causa de la crisis económica internacional y la influencia indirecta de la gripe A. Sin embargo, para los empresarios turísticos de ese destino español está muy claro que este mercado tiene todas las potencialidades para recuperarse en un breve período de tiempo.
¿Cómo se ha comportado el mercado ruso para Cataluña en el primer semestre de este año?
-Abrimos la oficina de promoción aquí (en Moscú) en el año 1992 ó 1993, y en estos momentos estamos recogiendo los frutos de estos 17 ó 18 años de trabajo constante en la difusión de la marca Cataluña. El comportamiento turístico de este año 2009 ha sido un poco especial, por la evolución que ha tenido la crisis económica internacional y su repercusión muy peculiar en la Federación Rusa. Por otra parte, se han sumado también los efectos devastadores que desde el punto de vista mediático ha tenido el tema de la gripe en España, e igualmente en Cataluña.
Pese a esas dos variables, que creo que son suficientemente importantes como para citarlas y tenerlas en cuenta, el comportamiento del mercado ruso ha sufrido una caída proporcional con respecto al año pasado, pese a que cada vez hay más gente con pasaportes para poder viajar, cada vez están ascendiendo más personas a la clase media, pero aún así ha habido un decrecimiento durante los primeros seis meses del año en curso.
Estamos hablando de que España ha tenido un decrecimiento del 15 por ciento en el turismo ruso. ¿En qué nivel se encuentran ustedes?
-Estamos aproximadamente en ese mismo valor, entre un 15 y 16 por ciento de caída con respecto al año pasado.
También sucede que para este año ustedes esperaban tener un crecimiento mayor, de manera que habría que sumar el decrecimiento natural más el incumplimiento de los niveles proyectados.
-Exactamente. Si no hubiésemos tenido los dos efectos devastadores de la gripe, de la bajada en el precio del crudo en el mes de enero aquí en Rusia, el más bajo en la historia del país desde la época de la Unión Soviética, los resultados hubiesen sido superiores. Rusia tiene una dependencia absolutamente lineal del petróleo. Respecto al crecimiento que esperábamos, nosotros estábamos de alguna forma basados en la experiencia, en la media de estos últimos años de crecimiento exponencial aquí en Rusia. Pero nadie podía prever los dos factores.
¿Lo más importante para ustedes es la labor promocional que están haciendo en las ferias?
-No nos centramos exclusivamente en la labor promocional dentro de las ferias. Las ferias son lanzadoras, elementos que han ayudado en el posicionamiento de la marca Cataluña con todos sus activos, tanto turísticos, culturares, gastronómicos, como de otro tipo. También significan una oportunidad, un punto de gestión para acercarnos aún más a los touroperadores, que en la mayoría de los casos cuentan con 17 o más años de experiencia en este mercado.
¿Qué sugeriría usted a cualquier español o catalán que quiera explorar y trabajar el mercado ruso? ¿Qué debe hacer?
-Lo primero que le aconsejaría es tener un producto de calidad; en segundo lugar debe mostrar y defender una identidad, y el tercer consejo sería diversidad de productos. Estamos vendiendo todos exactamente lo mismo, y creo que debemos apostar por una inteligencia de mercado mucho más profunda, especialmente en estos momentos en que no estamos teniendo los niveles de crecimientos de años anteriores. Pienso que este es un momento para reflexionar, para buscar y aplicar una inteligencia de mercado sobre productos y sobre marcas.
¿Qué opinión le merece la divulgación que ha tenido España en los eventos de Europa del Este que usted representa? ¿Es suficiente el apoyo que tienen de Turespaña?
-Yo no soy quién para decir sin son adecuadas o no las acciones por parte de Turespaña. Lo que sí puedo decir es que España está realizando una gran labor aquí, en el territorio de la Federación Rusa. Ellos (Turespaña) abrieron una oficina aquí en el año 1996, mientras que nosotros abrimos la nuestra en 1993. Tenemos una exquisita y cordial colaboración, por lo tanto ellos están vendiendo la marca España, mientras que nosotros vendemos otro producto que es la marca Cataluña. En algunos puntos tenemos coincidencias, y en otros no, porque cada marca tiene sus productos y sus segmentos.
¿Qué canales están empleando ustedes para llegar al mercado ruso?
-Básicamente el conocimiento profundo y exhaustivo de todos y cada uno de los turoperadores en dos variantes: apoyándolos en las necesidades que tienen de gestión; y coordinando con ellos actividades de formación. Somos responsables, por parte del Centro de Promoción Turística de Cataluña en Moscú, de darle una explicación a los turoperadores con lujo de detalles sobre qué tipos de productos tenemos en cada una de las zonas, que sepan diferenciar sus marcas, que conozcan cómo se agrupan, y con ello puedan orientar mejor al cliente final.
¿Los rusos están comprando turismo de interior?
-Hace mucho tiempo que venimos promocionando el turismo de interior. Pero es muy difícil, porque el mercado ruso está buscando playa, sol, lujo y gastronomía. Lérida, por ejemplo, la parte de gastronomía es precisamente uno de los puntos fuertes que tiene como marca. Entendemos que aquí sí existe un buen elemento de contacto, como lo es toda la parte del Románico, pero esas características hay que promocionarlas mucho más.
¿Habrá algún vuelo directo hacia Rusia desde el nuevo aeropuerto de Lérida?
-Entiendo que sí, aunque todavía no está definido el vuelo. Una de las gestiones que tenemos que hacer precisamente es buscar qué socio pudiera ser el armador de ese vuelo.
¿Cuál es el perfil del turista ruso?
-El turista ruso es muy familiar, con un perfil cultural bien definido, que realiza entre tres y cuatro excursiones por estancia en Cataluña. Es un turismo ávido de gastronomía y de museos. El turista ruso es en estos momentos el que más cultura consume de los que visitan Cataluña. Por ejemplo, visitan mucho el Museo Dalí y el Museo Picasso. En el caso del primero, se planteó incluso la necesidad de que el museo abriera por las noches durante la temporada de verano para poder acoger todo ese turismo, mayoritariamente ruso, que mostraba interés por ese recinto. Lo mismo sucede con el Museo de Arte Contemporáneo de Cataluña.
Turquía y Egipto son competidores de ustedes, aunque en diferentes épocas del año. América Latina y el Caribe, que han comenzado a abrirse al mercado ruso, también pudieran ser destinos de competencia. ¿Está Cataluña tomando alguna medida en materia de promoción para contrarrestar por ejemplo la aparición de nuevos vuelos y la desaparición de los visados que los países latinoamericanos le exigían a los visitantes rusos?
-Anteriormente hablamos de calidad, diversidad e identidad, elementos que son los objetivos y los horizontes que tenemos permanentemente en la tarea de promoción de la marca Cataluña. En materia de diversidad, estamos permanentemente buscando nuevas fórmulas de inteligencia turística a aplicar. Una de esas fórmulas que estamos aplicando, y que está saliéndonos bastante bien, es la nominación y legitimación de destinaciones de turismo familiar y destinaciones de turismo deportivo. Se trata de marcas a las que queremos darle un poco de prestigio.
Cada año que pasa es mayor la cantidad de municipios que solicitan enlistarse a un sello concreto de especialización, y me parece que eso es algo muy bueno. Es precisamente una de las diferencias que nos mantiene distanciados de productos como el Caribe. El Caribe se está abriendo, y ya a partir de este mismo año hay turoperadores muy importantes que van a comenzar a trabajar con Cuba, con República Dominicana y México.
¿Cuántos vuelos tienen ustedes desde Moscú a Cataluña?
-Prácticamente a la semana son unos once vuelos.
Dentro de los mercados de Europa del Este, ¿qué destino considera usted que es el de más futuro después de Rusia?
-Polonia tiene mucho futuro, es un buen mercado, al igual que Hungría, República Checa y Eslovaquia como mercados emisores.
¿Y como receptivos?
-Como receptivos de turismo español, o catalán en este caso, la República Checa, seguido de Polonia y Hungría.
¿Qué le ofrece al sector privado la Oficina de Turismo de Cataluña en Rusia y Europa del Este?
-Lo primero que puede ofrecer la Oficina de Promoción Turística de Cataluña en Rusia a los turoperadores que quieran adentrarse en el mercado es información histórica. En segundo lugar, le puede ofrecer una base de datos de contactos vivos, permanentes, reales. Nosotros podemos ser el proveedor de esa información a ese turoperador que, de hecho, va a necesitar de alguien que le sirva de negociador en sus operaciones iniciales. De alguna forma nosotros estamos actuando como esa especie de trampolín, esa labor de intermediación con organismos públicos, como el aeropuerto de Lérida.
La función que tiene precisamente la Oficina de Promoción Turística de Cataluña es dinamizar y ayudar al sector turístico a que se conecte directamente con la zona en cuestión, que en nuestro caso es Polonia, Rumania, República Checa, Eslovaquia, Hungría y las quince ex repúblicas que conformaban la Unión Soviética.