Las empresas cotizadas del mercado turístico buscan artimañas para protegerse de ofertas hostiles
Las ganancias de los inversores se han multiplicado en los últimos años al calor de la intensa actividad corporativa, que ha disparado las cotizaciones de las compañías. El ahorrador busca empresas que puedan ser objeto de una oferta de compra, pero las propias compañías son, en muchas ocasiones, las que intentan huir de este escenario.Diversas sociedades han empezado a adoptar medidas defensivas con el objetivo de reducir su atractivo y limitar las probabilidades de recibir una oferta de compra no deseada, una situación que puede tener impacto en su evolución en bolsa.
¿Cómo se disuade al contrario de lanzar una opa? Una de las prácticas más recurrentes es aumentar la deuda. "En igualdad de condiciones, una empresa con un bajo nivel de endeudamiento es más atractiva, porque permite incrementar el apalancamiento y elevar la rentabilidad", explica Juan Solana, analista de Intermoney. "Las compañías con altos niveles de apalancamiento pueden tener interés en integrarse con sociedades poco endeudadas para mejorar sus ratios financieros", comenta Jordi Padilla, director de renta variable de Atlas Capital.
En un escenario de consolidación del sector eléctrico, Iberdrola acaba de culminar la compra de Scottish Power por 17.100 millones de euros, una operación que se ha articulado a través de una ampliación de capital de 8.600 millones y un crédito sindicado de 11.000 millones. NH Hoteles, por su parte, ha acordado la integración de Sotogrande y ha adquirido las italianas Jolly y Framon, en un momento en el que el equipo gestor de la compañía está enfrentado con Hesperia, máximo accionista de NH Hoteles, con una participación del 23,5%.
Doble efecto
Estas adquisiciones, al margen de aumentar el tamaño de estas compañías y, por tanto, dificultar el lanzamiento de una opa, al exigir al oferente una mayor capacidad financiera, han incrementado sus niveles de endeudamiento. La deuda de Iberdrola alcanzará en el año 2008 los 15.300 millones de euros, frente a los 13.100 millones del ejercicio 2006.
En el caso de NH Hoteles, su endeudamiento se situará en 992 millones en el 2008, por encima de los 768 millones del 2006. La ratio deuda/ebitda, que refleja el número de años que tardaría una empresa en pagar su deuda en función de su resultado ordinario, es 3,2 veces para Iberdrola y 3,3 para NH. "La media en Europa está situada en torno a 1, pero en España, es aproximadamente de 3", dice Padilla.
La pérdida de atractivo de una empresa es especialmente llamativa en aquellos casos en los que, como explica Solana, la compañía se endeuda "para entrar en aventuras muy complicadas". "No es sólo endeudarse, sino castigar el dinero", señala el experto de Intermoney.
Recientemente, Hesperia forzó, por ejemplo, la convocatoria de una junta extraordinaria de NH Hoteles. El propósito del principal accionista de la compañía era que los gestores de la cadena explicaran la toma de control de Jolly, una operación que Hesperia ha considerado precipitada y ha asegurado no entender.
En cualquier caso, una estrategia más disuasoria aún que endeudarse para acometer aventuras inversoras es pedir préstamos para repartir dividendos más atractivos. "En este escenario, la deuda aumenta, los gestores de la compañía cuidan a los accionistas y éstos son menos propensos a vender sus títulos", explica Solana. "Si una empresa ha emprendido diversos proyectos de inversión y quiere mantener su política de retribución al accionista, puede recurrir a pedir un préstamo. Pero ésta debe ser una situación puntual", afirma Jordi Falgueras, responsable de análisis de Gaesco Bolsa. "Cuando una compañía realiza esta operación sin un motivo justificado, es una señal de mala gestión", concluye este analista.
Con la retribución al accionista y el pago de dividendo enlaza, precisamente, otra de las variables con las que juegan las compañías: su caja o la liquidez de la que disponen. "La percepción del negocio de una empresa puede variar, pero el valor de la caja no admite duda", dice Falgueras. Distribuir entre los accionistas parte de los fondos que atesora una compañía (dejan la caja en niveles menos atractivos) es una de las primeras medidas que suelen adoptar las empresas para defenderse de ofertas de compra no solicitadas.
Hace dos meses, Indra, una de las empresas que tradicionalmente se ha considerado potencial objeto de opa por, entre otros factores, su elevada caja, acordó un significativo aumento de su dividendo. A finales de marzo, la tecnológica anunció que este año pagará 0,78 euros por título, doblando los 0,39 euros que repartió en 2006.
Otros ejemplos
A principios del 2006 y tras recibir una oferta hostil por parte de la angloindia Mittal Steel, la siderúrgia Arcelor acordó aumentar su dividendo desde los 1,20 euros inicialmente aprobados hasta 1,85 euros por título. Del mismo modo, un mes después de que Gas Natural lanzara una oferta de compra no solicitada sobre Endesa en septiembre de 2005, la eléctrica anunció que repartiría entre sus accionistas el 100% de las plusvalías obtenidas con la venta de sus participaciones.
En opinión de Juan Solana, la presentación de una oferta de compra sobre una compañía viene determinada en muchas ocasiones por el hecho de que los gestores de la misma "no cuidan bien a sus accionistas". "Un cambio en la política de retribución al accionista a través del pago de, por ejemplo, dividendos extraordinarios, constituye en algunos casos un movimiento defensivo para provocar un cambio de opinión entre los inversores", concluye Falgueras.