Mantener a nuestros niños seguros, un reto para las autoridades educativas del mundo
Por: Sálvano Briceño, Director de la Secretaría de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas en Ginebra
Nuestras inversiones más preciadas son pequeñas cosas, que se dañan fácilmente, siempre necesitan estar protegidas, y tienen un valor potencial ilimitado. ¿Por qué arriesgamos el capital más importante de todos? Las vidas de nuestros niños. Mañana es el Día Internacional para la Reducción de Desastres (10 de octubre) y un momento apropiado para hacerse una pregunta vital: ¿Por qué ponemos las vidas de los niños en riesgo, en lugares que esperamos sean los más seguros, como sus escuelas?
En los últimos años cientos de miles de infantes han fallecido porque sus escuelas no los protegieron: murieron en terremotos, inundaciones, tormentas, deslizamientos e incendios forestales. Perecieron porque sus escuelas no fueron construidas correctamente, o en el tipo adecuado de suelo, o fuera de las llanuras propensas a inundaciones, o diseñadas para sobrevivir a las amenazas naturales más comunes. Los frágiles cuerpos que se recuperaron de los escombros de una escuela caída; no solo representan una tragedia humana, sino que ponen en evidencia la falta de consideración o la ignorancia innecesaria en las comunidades.
La Naciones Unidas, secretaría de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ONU/EIRD secretaría) y la UNESCO, han liderado durante los últimos dos años un esfuerzo mundial para hacer escuelas más seguras, y convertirlas en centros para iniciar una educación sobre la seguridad, resistencia y la reducción de riesgos de desastres. (La ONU/EIRD secretaría lanzó el año pasado la campaña bianual bajo el lema: “La Reducción de Desastres Empieza en la Escuela" con dos objetivos principales: hacer la escuela más segura e integrar la educación de reducción del riesgo de desastres en la currícula escolar).
¿Qué podía tener más sentido? Primero, proteger a los niños cada día en las horas en que se encuentran juntos. Luego, comenzar a enseñarles cómo pensar en futuro, para que reaccionen correctamente ante la amenaza del peligro: qué hacer cuando la tierra comienza a temblar, a dónde correr cuando el río se desborda, dónde refugiarse durante una tormenta o un huracán y cómo desarrollar una cultura de prevención.
Como las lecciones aprendidas en la escuela se llevan a casa cada noche, la educación continúa. Los padres comienzan entonces a aprender otra lección: que la concientización sobre amenazas naturales es en sí misma una inversión a futuro. Ayuda a asegurar la familia contra peligros naturales, y reducir los riesgos de futuros desastres.
Si los padres se interesan en la seguridad de la escuela, después la presión comienza a acumularse sobre los políticos electos y las autoridades cívicas locales, para tomar medidas que garanticen que todas las escuelas sean seguras; y todos los niños sean concientes de formas de mantener su propia seguridad cuando los cielos oscurecen, o la tierra comienza a temblar.
Ése, por lo menos, es el principio. Hasta ahora, 55 países han desarrollando actividades para promocionar la campaña bienal de la ONU con el fin de llevar la reducción de desastres directamente a las aulas de clase. Más de 20 países reportan éxitos "altamente visibles" acerca de iniciativas novedosas para llevar el conocimiento sobre los desastres a las escuelas, a través del aprovechamiento del conocimiento local para mejorar la seguridad de los edificios, y llevando el tema a las aulas.
Por ejemplo, un programa de seguridad durante terremotos comenzó en una escuela como experimento hace ocho años, y el año pasado involucró a 14 millones de estudiantes y 130.000 escuelas en Irán. En la India, 100.000 estudiantes, 2.500 profesores, y 200 escuelas tienen planes de gestión del riesgo de desastres en la escuela. Hay programas en reducción de desastres que están siendo ejecutados en Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, la república de Congo y otros 10 países africanos. En las Américas, más de 18 países están realizando diferentes actividades para conmemorar el Día Internacional para la Reducción de Desastres.
Todas estas cosas son motivadoras, pero aun hay mucho camino por recorrer. Ningún lugar del mundo es completamente seguro: los niños siguen muriendo y viviendo en riesgo, Muchas escuelas fueron destruidas por el huracán Félix en el golfo de México el pasado septiembre; muchos niños sufrieron durante el terremoto de Perú, en agosto; comunidades fueron amenazadas en Grecia por incendios forestales incontrolables. Más de 50 países han lanzado programas de seguridad en las escuelas, pero debemos recordar que 168 países acordaron el Marco de Hyogo en el 2005, durante las secuelas del catastrófico tsunami del océano Índico del 26 de diciembre, para construir la reducción del riesgo de desastres y una cultura de prevención en las comunidades a todos los niveles. ¿Qué mejor sitio para empezar que las escuelas?
Los beneficios podían ser enormes. En el nivel más básico, las medidas que hacen las escuelas más fuertes salvarán las vidas jóvenes. Los pasos para enseñar a los niños simulacros de seguridad, servirán como un seguro de vida invisible no solo en las escuelas, sino en los hogares. Las lecciones simples en las realidades de terremotos, tormentas, inundaciones e incendios también proporcionarán los principios de instrucción en campos más amplios como geografía, economía, ciencias ambientales, física e ingeniería.
La concientización sobre desastres, no tiene que ser una lección muy costosa, pero cualquiera que sea el precio, es nada cuando se compara con la pérdida de una escuela llena de niños, enterrados vivos en un deslizamiento o aplastados por la construcción. Todavía todos tenemos mucho por aprender.